Ben Yedder y la maldición de las grandes ventas
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El inicio de Wissan Ben Yedder en Mónaco no está siendo todo lo idílico que podría haber imaginado un futbolista que se ha marchado por los 40 millones de euros de su cláusula de rescisión, cifra con la que se ha convertido en el mayor ingreso por traspaso de toda la historia del Sevilla.
El franco-tunecino, que ya jugó en la Ligue 1 durante su etapa de seis temporadas en el primer equipo del Toulouse, llegó al club del Principado cuando éste ya era colista de Francia tras caer por un contundente 0-3 contra el Olympique de Lyon en el debut monegasco esta temporada. El delantero se estrenó el pasado sábado 17 con su nuevo equipo, que volvió a ser goleado (3-0), esta vez en su visita al Metz, lo que reforzó su posición en el pozo de la clasificación.
Ben Yedder, que se estrenó como goleador el pasado fin de semana sin que sirviese para que su nuevo equipo ganara, confía en que esto sea sólo una mala racha pasajera y en poder sortear la especie de maldición que ha perseguido a casi todas las grandes ventas nervionenses.
Como ejemplos a evitar por el internacional 'Bleu' están los de Vitolo, que no consigue ser importante en el Atlético; Bacca, claramente a menos tras salir de Nervión; Gameiro, que trata de remontar el vuelo en el Valencia tras pegársela también con Simeone; o Negredo, que se ha convertido en un nómada lejos de Eduardo Dato.
Aún más drástica ha sido la realidad de Krychowiak, que se fue al PSG con Unai Emery y ha acabado vendido al Lokomotiv; de Aleix Vidal, que en Barcelona no fue ni la sombra del extremo que se fue del Sánchez-Pizjuán o, el más reciente, el de Steven Nzonzi, recién cedido al Galatasaray.
Para animar a Ben Yedder a buscar un presente ilusionante a sus 29 años, cabe recordar también a otros traspasos de récord que sí triunfaron fuera: casos de Dani Alves, Lenglet o Sergio Ramos. No es casualidad que fuesen los más jóvenes en irse.
Parte del secreto de fichar barato y vender caro está en saber anticipar los picos de rendimiento en las carreras de los jugadores. Y en eso no hay nadie como Monchi en todo el mundo. Eso también es clave para saber el porqué de esta curiosa 'maldición'.
Consulta encómo le ha ido a las grandes ventas del Sevilla lejos de Nervión.
El franco-tunecino, que ya jugó en la Ligue 1 durante su etapa de seis temporadas en el primer equipo del Toulouse, llegó al club del Principado cuando éste ya era colista de Francia tras caer por un contundente 0-3 contra el Olympique de Lyon en el debut monegasco esta temporada. El delantero se estrenó el pasado sábado 17 con su nuevo equipo, que volvió a ser goleado (3-0), esta vez en su visita al Metz, lo que reforzó su posición en el pozo de la clasificación.
Ben Yedder, que se estrenó como goleador el pasado fin de semana sin que sirviese para que su nuevo equipo ganara, confía en que esto sea sólo una mala racha pasajera y en poder sortear la especie de maldición que ha perseguido a casi todas las grandes ventas nervionenses.
Como ejemplos a evitar por el internacional 'Bleu' están los de Vitolo, que no consigue ser importante en el Atlético; Bacca, claramente a menos tras salir de Nervión; Gameiro, que trata de remontar el vuelo en el Valencia tras pegársela también con Simeone; o Negredo, que se ha convertido en un nómada lejos de Eduardo Dato.
Aún más drástica ha sido la realidad de Krychowiak, que se fue al PSG con Unai Emery y ha acabado vendido al Lokomotiv; de Aleix Vidal, que en Barcelona no fue ni la sombra del extremo que se fue del Sánchez-Pizjuán o, el más reciente, el de Steven Nzonzi, recién cedido al Galatasaray.
Para animar a Ben Yedder a buscar un presente ilusionante a sus 29 años, cabe recordar también a otros traspasos de récord que sí triunfaron fuera: casos de Dani Alves, Lenglet o Sergio Ramos. No es casualidad que fuesen los más jóvenes en irse.
Parte del secreto de fichar barato y vender caro está en saber anticipar los picos de rendimiento en las carreras de los jugadores. Y en eso no hay nadie como Monchi en todo el mundo. Eso también es clave para saber el porqué de esta curiosa 'maldición'.
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