El
Sevilla FC encajó su primera derrota de la pretemporada contra el
Granada, con el que perdió por 2-1 en el choque que le servía al equipo granadino para presentarse ante su público.
Un tropiezo que sirve como aviso para los muchachos de
Julen Lopetegui, ya que los tantos recibidos llegaron por dos errores propios evitables, sobre todo el primero. Aún así, el traspié llega a tiempo de cara al curso futbolístico que comienza la semana próxima, puesto que todavía hay tiempo para ajustar y corregir.
Comenzó el choque como es habitual en plena pretemporada. La primera parte fue anodina y pastosa. Tanto
Granada y
Sevilla mostraron que aún siguen de preparación y se lo tomaron con mucha calma. Poco ocurrió durante los primeros 45 minutos. Si bien es cierto que fue el
Sevilla quien inquietó más la meta nazarí que ayer defendía
Rui Silva.
Por ello, en el minuto 12,
Óliver Torres, de los más imaginativos ayer junto a
Éver Banega sobre el verde del
Nuevo Los Cármenes, guió una fugaz ofensiva en la que habilitó dentro del área rival a
Pozo, éste la puso atrás al propio
Torres, que se la cedió con mimo a
Munir, que se entretuvo demasiado y perdió el esférico ante una contundente zaga rojiblanca. Intentó responder el cuadro local con presión alta, pero no creó peligro alguno sobre el arco que protegía ayer
Tomas Vaclik, a excepción de algún tiro desviado de
Darwin Machís.
Fue en la recta final del primer acto cuando el
Sevilla dispuso de su mejor oportunidad, cuando tras un robo de
Munas Dabbur,
Munir, de nuevo, se plantó delante de
Rui Silva, al que dribló para luego tirar a puerta vacía. Le salió flojo, tanto que le dio tiempo a
Domingos Duarte sacar el esférico bajo el larguero. Posteriormente,
Diego Carlos lo intentó tras una falta botada por
Banega al segundo palo, pero su chut cayó en las manos de
Rui Silva. Así se llegó al descanso.
En el segundo tiempo, los chicos de
Julen Lopetegui salieron con la intención de dominar, de hacerse con el control del balón, pero sin ocasiones destacables. De hecho, estas corrieron de parte del conjunto dirigido por
Diego Martínez. Primero, dio un aviso al aprovechar una pérdida de
Gudelj en zona peligrosa. Robó
Roberto Soldado, que cedió a
Montoro. Tiró con todo el centrocampista, a romper, pero se fue muy cruzado. Al segundo error, no hubo piedad. Esta vez fue en un saque de esquina lanzado por
Vadillo con intención al área pequeña.
Vaclik dudó, en demasía, pero no el central nazarí
Germán, que se adelantó al checo para meter el balón dentro de la meta sevillista, después de que el cuero se quedara muerto. Así fue el 1-0.
Luego, el
Sevilla intentó crear, mandar, pero
faltó chispa y
verticalidad, algo muy habitual en
Los Cármenes, pero no durante este estío. La ocasión llegó a balón parado. Córner botado con poesía por
Banega en el que
Diego Carlos se elevó por encima de todos para cabecear con autoridad a las mallas de la portería de
Aarón, que sustituyó a
Rui Silva en el descanso. Corría el 85', y los de
Nervión quisieron aprovechar el golpe psicológico para llevarse el triunfo.
Bryan Gil, de los pocos que aportó dinamismo y descaro tras sustituir a
Pozo en el asueto, disparó fuerte para hacer el 1-2, pero
Aarón se hizo grande y desvió a saque de esquina.
Cuando todo parecía que quedaría así y se iría a la tanta de penaltis, llegó la anotación del
Granada. En el 91',
Adrián Ramos cabeceó con todo, derribando a
Corchia, y puso en el luminoso el 2-1, que permite al
Granada seguir contando sus partidos con victorias en este verano.
Por su parte, el
Sevilla se lleva deberes a casa, si bien es cierto que es pretemporada y mejor errar ahora que en el futuro, cuando sea verdaderamente importante.