Cada verano, el mundo del fútbol bate récords en traspasos millonarios. En un mercado de precios inflados, las cifras que se pagan hoy día por cualquier fichaje habrían hecho que los propios hombres de fútbol se llevasen las manos a la cabeza hace sólo unos años. Pero no queda otra.
Adaptarse o morir.
Sin los ingresos de la
Champions,
Monchi ya advirtió que habría que ser más imaginativos para competir con las máximas garantías en esta ventana de transferencias. Pero eso no será un obstáculo para que, a buen seguro, se rebase
el listón de gasto de la entidad nervionense en materia de incorporaciones. No en vano, la planificación aún está dando sus primeros pasos y
ya hay comprometidos 52 millones de euros, lo que hace prever que no tardará en caer el récord de inversión del año pasado, cifrado en
74,6 kilos. La diferencia, con todo un verano por delante, es de apenas 22 millones, y la lista de caras nuevas que aún deben aterrizar no será corta, pues a su vez pueden producirse en torno a doce salidas más.
De momento,
Monchi ya ha cerrado el fichaje del central brasileño
Diego Carlos, por el que el Sevilla pagará al Nantes
15 kilos, y
ha llegado a un acuerdo tras unas duras negociaciones con el Eibar, a falta de los habituales flecos para ser oficial, para incorporar a
Joan Jordán a cambio de otros
12.
Además, en su planificación ha heredado otras dos importantes inversiones, ya pactadas el pasado mes de enero por la dirección deportiva que comandaba entonces
Joaquín Caparrós, que dejó atado el fichaje del israelí
Munas Dabbur con el Salzburgo, a cambio de
15 millones, y la cesión del austriaco
Max Wöber con una opción de compra que, en realidad, no era sino una obligación, por lo que habrá que abonar
10,5 kilos al Ajax.
Dichas cantidades elevan a
52 millones el gasto actual, y con un buen número de refuerzos aún por llegar, no cabe duda de que la mayor inversión de la historia está en marcha, superando el listón que impuso el verano pasado
Caparrós, de 74,6 kilos contando las cantidades fijas, pues se pactaron muchas en función de variables. Así, llegaron
Quincy Promes (20 millones más 800.000 euros en bonus),
Amadou (14,4),
Gnagnon (13,5+1,5);
Aleix Vidal (9,3+2);
Roque Mesa (6+1),
Sergi Gómez, (5,4+1) y
Vaclik (2+4,6).
El balance, pese a todo, fue entonces positivo gracias a las ventas de
Lenglet,
Nzonzi,
Correa,
Guido Pizarro y
David Soria, que dejaron en torno a 90 millones en las arcas del Pizjuán, en una fórmula habitual en los últimos tiempos en Nervión y de la que
Monchi también deberá tirar, para así poder sufragar la gran inversión que se intuye.
De momento, ya ha obtenido
18 millones por el traspaso de
Muriel al Atalanta, de los que la
Sampdoria se llevará un pequeño porcentaje, y espera hacer caja también por jugadores que no entran en sus planes, como es el caso de
Amadou,
Roque Mesa,
Sergi Gómez o
Kjaer. Pero la gran venta esta vez puede ser la de
Ben Yedder, con una cláusula de 40 kilos, amén de
la de Promes, pues se entiende que
Sarabia también saldrá por 18,
o quizás por 20, si el PSG acepta su deseo. 'Cash' para reinvertirlo en un nuevo récord.
El listón de Monchi se encuentra en 63,4 kilosNo está muy lejos la planificación actual de rebasar el listón de Monchi en su anterior etapa en el Sevilla. Fue en el verano de 2016, cuando los fichajes realizados por el isleño conllevaron un gasto de 64 millones. Llegaron
Franco Vázquez (16,8 kilos),
Correa (13,2)
Ben Yedder (9,5),
Ganso (9,5),
Kiyotake (6,5),
Mercado (2,5),
Sarabia (400.000 euros) y las cesiones de
Vietto (3) y
Kranevitter (2).
Otro techo que también podría ser rebasadoNo será sencillo que Monchi pueda hacerse con jugadores como
Luis Alberto, por el que la Lazio pide 30 kilos, o
Ceballos, tasado en 45-50, pero al apuntar tan alto, no sería descabellado pensar que el
Sevilla pueda realizar este verano el fichaje más caro de su historia, rebasando los 21,6 kilos que pagó por
Luis Muriel en 2017, con Óscar Arias al frente de la planificación. Ya el pasado año pudo superarlo Mariano.