El de
Quincy Promes fue fichaje forzado, una de las extrañas decisiones de una dirección deportiva que ha durado un único año al mando y que le
ha dejado varios marrones por resolver a Monchi. Y no es que el holandés sea un mal jugador, ni mucho menos, pero se trata de un
extramo zurdo contratado para un técnico,
Pablo Machín, que
juega sin extremos. Por eso, Promes ha dicho esta semana que
no aguantaría otro año igual, actuando como carrilero y hasta de lateral. Prefiere jugar más y en su sitio natural, claro.
De llegar Julen Lopetegui con su 4-3-3, a Promes se le abriría la posibilidad de actuar donde más le gusta, si bien no se debe descartar una posible venta, al tratarse de uno de los pocos futbolistas de la plantilla nervionense que tiene mercado. El otrora máximo anotador de la Premier Liga rusa ha sido vinculado recientemente, por ejemplo, con un Ajax de Amsterdam que manejará mucho 'cash' este verano, gracias a su ingresos en Champions y a varias millonarias ventas, y su técnico vería con muy buenos ojos su llegada, según ha reconocido en a
Voetbal Internacional.