En apenas cuatro meses,
Max Wöber ha vivido de todo en el
Sevilla. Llegó con el equipo peleando casi por
LaLiga, vivió un cambio de entrenador y no ha podido terminar la temporada por una lesión, mientras sus excompañeros del
Ajax eran la sensación de Europa. Pese a todo, valora positivamente el tiempo que lleva en el equipo de Nervión y no tiene dudas de que tomó la decisión acertada.
"Venir al Sevilla es un paso adelante", señala sin dudar en
la entrevista que concede a ESTADIO justo antes de irse de vacaciones, aunque aún podría jugar la Euro sub 21.
- Lleva cuatro meses y ha visto ya de todo en el Sevilla.- Sí. Han pasado muchas cosas: algunos partidos muy buenos, algunos problemas también. Tengo 21 años, es mi segundo paso hacia un país extranjero. Un poco más movido de lo normal, pero, aparte de la lesión, estoy muy contento aquí.
- Es de imaginar que, cuando firmó, no esperaba un cambio de técnico, que el director deportivo que lo fichó pasara al banquillo y que volviera el anterior director deportivo al equipo.- Para mí es normal. Es mi cuarta temporada en el fútbol profesional e, independientemente del equipo, creo que no he tenido el mismo entrenador más de seis meses seguidos. Sólo en el Ajax lo he tenido, pero me fui. En Viena llegué al equipo en mitad de la temporada y en verano el entrenador fue destituido. Empezamos con otro y, en noviembre, llegó otro. Al Ajax llegué en verano y en diciembre también cambiaron. El de ahora está teniendo mucho éxito, pero fui yo el que me fui. Llegué aquí con Machín y, al poco, también se fue. Quizá el problema soy yo (risas).
- ¿Se ha encontrado lo que esperaba en el Sevilla, más allá de esas turbulencias?- En mis últimas vacaciones de verano, estuve aquí con unos amigos, así que sabía cómo era la ciudad, el tiempo. Me gustó. Cuando lo comparo con Ámsterdam, que es lluviosa, hace viento, frío... Cuando llegué aquí en enero, podía salir en manga corta a la calle. La gente también es muy cálida, amistosa, cariñosa... y en el club, igual. Es una entidad muy familiar. Todos traen a sus niños al campo, juegan con ellos y vienen al vestuario después del partido. La familia es parte de este club. En Ámsterdam había muchos jugadores jóvenes, que no son padres aún. Aquí son más veteranos... Hay mucha diferencia.
- Venir del Ajax, semifinalista de la Champions, ¿es un paso adelante o un paso atrás?- Es una buena pregunta. Cuando vine aquí, estaba muy claro que el Sevilla estaba por delante del Ajax. Vienen de ganar unas cuantas Europa Leagues, el año pasado jugó cuartos de final de la Champions y obtuvo muy buenos resultados. Ahora, es difícil de comparar, porque la temporada del Ajax ha sido histórica. Ojalá puedan tenerla cada año, pero normalmente es algo que pasa una vez cada diez. Para mí, está claro que es un paso adelante, no sólo porque el Sevilla es un gran equipo, sino porque LaLiga también es de las mejores del mundo. En la Eredivisie con el Ajax hay partidos que son muy fáciles y en los que el debate es si ganaremos por tres o por cinco. Aquí, cada partido es difícil, sobre todo cuando jugamos fuera. Puedo desarrollarme mucho más aquí que en la Eredivisie.
- ¿Le ha sorprendido el nivel de LaLiga?- Puedes pensar que los equipos que van a bajar son equipos que son muy defensivos, que se quitan la pelota de encima... pero no. Aquí, todos intentan jugar. Recuerdo cuando jugamos en Villarreal, que estaban en descenso y nos 'mataron'. Jugaron mejor, fueron más rápidos, más fuertes y dominaron todo el partido. Cuando el Ajax juega contra un equipo de la parte baja, no tiene calidad para intentar quitarle el balón.
- Viendo al Ajax jugar la semifinal contra el Tottenham, ¿en algún momento se arrepintió de haber venido?- No. En ningún momento. Me han hecho ya esta pregunta muchas veces. Para mí, el Sevilla era la mejor opción. Vine, jugué mucho y tenía muchas opciones de jugar más partidos que en el Ajax. Para mi desarrollo como jugador y persona, era mejor venir. Está claro que, cuando ves cómo juegan, cómo han ganado al Real Madrid y a la Juventus... ves que es un viaje alucinante y quieres haber formado parte, pero, para mí, era mejor venir.
- ¿Cómo ha vivido ese viaje?- No me sentía cien por cien parte del equipo, pero sí que lo consideraba algo mío. He jugado seis partidos con el Ajax en la Champions y pensé que yo contribuí a esto. Y, luego, me siento orgulloso por cómo han jugado, de lo lejos que han llegado. Los he apoyado como un excompañero y como un amigo.
- Cuando ve que el Ajax no puede retener a sus estrellas, ¿piensa que se ha perdido la esencia?- Es difícil. Los aficionados siempre critican que un jugador se vaya a un club mayor o al contrario... pero los jugadores intentamos progresar. Queremos jugar en los mejores clubes y, luego, nuestra carrera es corta, quizá de 12 o 15 años, y tienes que ver dónde quieres jugar y dónde puedes estar más a gusto. Por supuesto que el dinero juega una parte en esto. El fútbol ya no es sólo afición; es también negocio y economía. Y, mientras siga así, los grandes clubes seguirán pagando por jugadores mientras puedan recuperar esa inversión.
- ¿Cuál fue su reacción al ver el gol de Lucas Moura?- Golpeé la ventana y casi la rompo. Me sentí destrozado. Me identifiqué con esa imagen de los jugadores sobre el césped, porque yo estaba igual de desolado. Casi lloro yo también. Lo sentí mucho por mis amigos. Jugar una semifinal de la Champions es un gran logro, pero la final...
- ¿Cuál es la clave del Ajax? ¿La cantera?- Cada año sacan tres o cuatro jugadores capaces de dar el paso. Pueden poner jugadores jóvenes en el equipo, porque el Ajax domina tanto que a un jugador le da igual intentar lo que sea, pues el balón va a volver a ellos. Eso te sirve para desarrollarte, para jugar sin miedo, para aprender el modo en el que juega el Ajax. Un joven puede jugar con más espacio. Aquí es una lucha cada partido. Una partida de ajedrez cada partido, puesto que una pérdida supone un contragolpe y te vienen seis.