Hace ya casi trece años, un
Jueves de Feria,
Antonio Puerta reescribía la historia sevillista para permitir a su afición tocar la gloria con las manos, dejando atrás un largo desierto de sinsabores para abrir un caudal inagotable de éxitos y alegrías.
Bien pudiera ser éste el comienzo de un cuento que narrar a las nuevas generaciones nervionenses, para que la llama de la
‘Zurda de Diamantes’ siempre se mantenga viva. Porque ese episodio debe ser dogma de fe en el sevillismo. Y su autor, encumbrado a los altares.
Apenas 16 meses después de ese zurdazo que metía al
Sevilla en su primera final europea, un infausto 28 de agosto de 2007,
Antonio se marchaba entre las lágrimas de una afición que en cada partido sigue recordándole con aplausos en el minuto 16. Pero para honrar más si cabe su figura, hoy se cumple la décima edición del trofeo que lleva su nombre. Y qué mejor manera de recordar su legado en una efeméride tan especial que revivir sobre el mismo césped del
Sánchez-Pizjuán aquel partido entre
Sevilla y
Schalke 04, convertido desde entonces, pese a su derrota, en un club amigo.
Serán otros los protagonistas sobre el césped, pero ex jugadores como
Pablo Alfaro,
Javi Navarro,
Andrés Palop,
David Castedo o
Pep Martí no faltarán a la cita. Algunos de ellos han recordado en estos días a
Puerta, “una persona muy querida en el vestuario”, como apunta
Diego Capel, canterano como él. “Fueron muchos años con Antonio, nos veníamos juntos al entrenamiento siempre. Ya estaba consolidado e iba a ser uno de los mejores laterales izquierdos del panorama español y europeo. Toda la gente le tenía respeto por el carisma que tenía y la personalidad, se hacía querer. Fue un palo para todos. Fueron dos o tres meses en los que al equipo le costó seguir adelante. Todos los reconocimientos que pueda tener por el legado que dejó se los merece”, ha destacado en
Radio Marca el almeriense.
Pero también sus rivales hablan emocionados de
Puerta. Un caso especial es el de
Cristian Poulsen, a quien ese mágico golazo le cambió la vida. “Lo recuerdo como un día especial incluso aunque yo jugara en el equipo que cayó derrotado. Fue una experiencia que nunca olvidaré, un gol increíble en el momento clave”, ha comentado en los medios del club el danés, que casi lo tenía hecho con el
Milan, pero decidió cambiar de idea ‘gracias’ a
Antonio: “El del Sevilla era un estadio pequeño comparado con el del Schalke, pero el ambiente era increíble, especialmente tras ese gol. Aún lo recuerdo, era algo muy especial. Quizás esa fue la razón por la que, tres meses después, firmé con el Sevilla y pasé a ser compañero de Puerta y del resto del equipo, de la familia del Sevilla”.
Hoy, esa familia rendirá un nuevo tributo a su hijo más querido, que a buen seguro estará acompañado por todos aquellos sevillistas que cada domingo pueblan el tercer anillo de la
‘Bombonera’.