La gran incógnita con la vuelta al banquillo de Caparrós reside en
si mantendrá el esquema con tres centrales al que se ha acostumbrado el equipo o si apostará por un dibujo más clásico con línea de cuatro atrás. Una duda para la que
ofrece pistas su anterior etapa, en la recta final de la temporada pasada, en la que
utilizó tres sistema diferentes en los cuatro partidos que dirigió con puntos en común que permiten sacar conclusiones.
Así, a excepción de la visita del Real Madrid, cuando desplegó un 3-4-1-2, el utrerano siempre construyó el equipo
desde una defensa de cuatro y con un elemento inamovible:
el doble pivote de corte defensivo. En todos los choques reforzó el centro del campo con futbolistas dotados para recuperar y sin apenas cambios, ya que
Nzonzi y Roque Mesa formaron juntos en todos los encuentros a excepción del que le enfrentó con el Madrid, entrando
Guido Pizarro por el canario.
Por ende, todo apunta a que
Roque contará con protagonismo a las órdenes del utrerano, que ahora lo convertirá posiblemente en pieza importante en la zona ancha. A tenor de los antecedentes, gana enteros que su acompañante sea
Amadou, casi defenestrado por Machín, mientras que por delante pondría a un efectivo más creativo; en su momento
alternó a Banega y Vázquez. Además, Caparrós jugó con dos extremos, lo que permitiría a
Promes desempeñarse por primera vez en su posición natural por la izquierda, con
Sarabia por la derecha.
En ataque, el técnico
combinó la dupla arriba con un hombre en solitario, utilizando en una ocasión el 4-4-2 sin alterar el doble pivote, por lo que
situó al 'Mudo' de interior para que tendiera al centro para generar. Una opción ahora que cuenta con Navas para recorrer la banda.