Dantesco. Despojado de cada una de las virtudes que lo coronaron en Europa. De su magia. De la aureola que lo erigía en indestructible. De su carácter ganador. El
Sevilla se quedó desnudo en Praga. Ausente en las batallas. Engullido por sus miedos. Por la inseguridad de un equipo que ni siquiera creyó en sí mismo cuando en la prórroga forzaba a un
Slavia tremendamente rudimentario pero con fe inquebrantable en sus armas a marcar dos tantos.
Entonces las vergüenzas emergieron por completo a la superficie. Acongojado. Sin personalidad. Incapaz de dormir el encuentro. Y con una verbena defensiva que exige una renovación profunda en verano más allá de medidas urgentes para sobrevivir en
LaLiga. Los cuatro goles del Slavia ayer y los seis en la eliminatoria resumen la realidad de un
Sevilla desplomado y desvirtuado en la competición que tanta gloria le ha reportado. El proyecto se precipita al abismo y
Machín, con él. Con el equipo al límite físicamente y con la confianza ya precipitado al vacío.
Dos cambiosSólo dos novedades introdujo
Machín con respecto a la goleada a la Real, con las entradas de
Vaclik, que reapareció aún con cierto dolor, y de
Kjaer por Mercado en el eje de la zaga. El técnico persistió en la suplencia de
André Silva para brindar continuidad a la dinámica dupla
Munir-Ben Yedder mientras que en la media repetía trivote sin la presencia del recién recuperado
Gonalons ni del
'Mudo'. Prescindía de centímetros y físico en busca de movilidad para tratar de sorprender a su espalda a un Slavia más rocoso que veloz en las coberturas, pero la propuesta inicial no se correspondía con las piezas escogidas, con balones largos en los que, sin
André Silva, se imponía con comodidad la altura checa.
Sólo rompía cuando recurría a su superioridad técnica en arranques individuales, como en la acción de
Promes que terminó con un despeje del meta y un posterior remate al centro de
Kjaer. El holandés percutía casi cada vez que encaraba pero el
Sevilla no se volcó por su banda y desperdició esta vía ante un rival más intenso en el inicio, que conoce a la perfección sus limitaciones y que sí supo rentabilizar las debilidades hispalenses a la primera, con un saque de esquina en el que su ariete tuvo tiempo para dejársela con la testa a
Ngadeu.
1-0. Más de lo mismo lejos de Nervión.
Sin la tensión suficiente y ni la confianza necesaria, aferrado únicamente a la generación de un
Banega demasiado cargado de trabajo y vigilado al milímetro. Porque el
Slavia apretaba cada vez que alguien recibía e impedía una circulación limpia en un césped irregular y excesivamente rápido. Aun así, los nervionenses, por su mayor talento, inició una instalación progresiva en los aledaños de
Kolar, de nuevo inclinados hacia la derecha de
Navas, para que, una vez más, fuera
Promes el que desestabilizara, con regate y disparo que golpeó el travesaño por arriba.
El
Sevilla insistía en balones colgados sin centímetros para cazarlos y no lograba imprimir el ímpetu preciso para llevarse los balones divididos, pero entonces, al borde del descanso, un exceso de confianza de
Kudela, permitió a
Promes encarar a
Kolar, que lo derribó en el área. El penalti lo transformó
Ben Yedder para meter de lleno a los nervionenses en la eliminatoria.
No obstante, se necesitaba otra versión en la reanudación. Sobre todo, una mayor dosis de contundencia y concentración. Justo lo que faltó en la primera acción de la segunda parte, en un pelotazo largo en el que
Boril le cogió la espalda a
Navas y terminó derribado. Penalti y gol de
Soucek. 2-1. El Sevilla había arruinado el efecto psicológico del empate por una alarmante ausencia de conexión pero otra vez un latigazo de calidad lo devolvió a la vida:
Roque, siempre guerrero, le ganó al salto a un rival muy superior en altura, y
Munir enganchó desde fuera una volea espectacular. Por vez primera en
Praga el
Sevilla ya no jugaba con la soga de la eliminación, pues con el 2-2 forzaba la prórroga.
Con esa tranquilidad, inquietante eso sí, el Sevilla intentó controlar el ritmo, aunque el pésimo estado del terreno de juego y la fortaleza checa, evidenció que el equipo no se encuentra bien, que no se siente cómodo. Imperaba el juego directo, con centros imprecisos. El
Slavia, lejos de arrugarse, se estiró con una propuesta con la valentía que le falta al
Sevilla, si bien, antes de la prórroga, la ocasión más clara la protagonizó
Ben Yedder con un cabezazo salvado por
Kolar con la consecuente media hora extra.
Un suplicio físico que arrancó con el caos defensivo del Sevilla en cada balón colgado y una sucesión de imprecisiones previa a otra chispazo en la oscuridad, con
Promes de pasador y el
'Mudo' de rematador. Estallido de euforia. Y aparente sentencia. Pero este equipo es frágil como el cristal de Bohemia y al mínimo arreón checo cedió, con el gol de
Van Buren, para pasar por un calvario que alcanzó el ridículo.
Metido atrás ante un equipo muy pobre, a base de resistir los balones largos como un flan, hasta que llegó la típica falta en la frontal en el último suspiro y en ella el esperpento máximo. Nadie acierta a despejar y
Kjaer se trastabilla en la línea de gol para introducir él mismo el balón en la red. El reflejo del estado anímico de un
Sevilla a un abismo de distancia de aquel pentacampeón. De un
Sevilla que se marcha de la peor forma posible de la competición que le convirtió en leyenda. Fiasco mayúsculo.
- Ficha técnica:
Slavia Praga: Kolár; Kúdela, Ngadeu-Ngadjui, Deli, Boril; Soucek, Král (min.106, Frydrych); Masopust (min.90, Zmrhal), Traoré, Stoch (min.93, van Buren); y Skoda (min.77, Olayinka).
Sevilla: Vaclík; Carriço, Kjaer, Sergi Gómez; Jesús Navas, Roque Mesa (min.74, Gonalons), Promes, Banega; Sarabia (min.80, Silva), Munir (min.90, Vázquez) y Ben Yedder (min.104, Rog)
Goles: 1-0, min.14: Ngadeu-Ngadjui.
1-1, min.43: Ben Yedder, de penalti.
2-1, min.46: Soucek.
2-2, min.54: Munir.
2-3, min.98: Vázquez.
3-3, min.102: van Buren.
4-3, min.119: Traoré.
Arbitro: El bielorruso Aleksei Kulbakov, que amonestó con amarilla a los locales Kolar (min.43), Král (min.66), Olayinka (min.88) y Soucek (min.110) y al visitante Vázquez (min.108).
Incidencias: Partido de vuelta de los octavos de final de la Liga Europa disputado en el Sinovo Stadium de Praga, que registró lleno (19.400).