La temporada sevillista está en el alambre. A cinco puntos de la
Champions y con varios perseguidores amenazando su plaza europea, el conjunto nervionense necesita resurgir en las 11 jornadas de Liga que restan, mientras que en
Europa se encuentra entre la espada y la pared.
El cansancio es una de las causas que explican el bajón de este 2019. No en vano, los blanquirrojos, que comenzaron a competir a finales de julio, disputarán en
Praga mañana su partido número 50 del curso, con un balance hasta ahora de 26 victorias, 9 empates y 14 derrotas entre todas las competiciones.
Pero en tierras checas, en su competición fetiche, el
Sevilla tiene ante sí la posibilidad de mantener vivo el sueño europeo y, de paso, igualar otro récord, pues se aseguraría jugar otros dos encuentros continentales y, con ello, alcanzaría los 63, techo que tocó en las exitosas 06/07 y 15/16.
En la primera de ellas, con
Juande Ramos al frente, el cuadro nervionense se alzó tanto con la Copa del Rey como con su segunda
UEFA, mientras que, nueve años después, Emery se quedó con la miel en los labios y rozó otro doblete, pues ganó su segundo
Europa League y cayó en la final del torneo del K.O. ante el
Barcelona.
En las últimas 15 campañas, en las que el
Sevilla ha sido un habitual en Europa, fue la 11/12, la de la eliminación en la previa de la UEL ante el
Hannover, con
Marcelino al frente, la que menos partidos ha visto del cuadro blanquirrojo (44).
Machín, por su parte, tenía su techo en los 47 duelos que dirigió al Girona en la 15/16, por lo que se enfrenta a algo desconocido en su carrera.