Incertidumbre, indecisión, recelo... Ese es el ambiente que se respira actualmente en la planta noble del Ramón Sánchez-Pizjuán en relación al banquillo, donde el futuro de Pablo Machín está en la cuerda floja. Con
una única victoria en las últimas diez jornadas de LaLiga,
diez semanas consecutivas sin sumar de tres a domicilio y un empate a dos frente al Eibar como su resultado más positivo en los cinco últimos encuentros ligueros, el Sánchez-Pizjuán y la Europa League, su competición fetiche,
han dejado de ser una apuesta segura, como los de Nervión demostraron este jueves frente al Slavia de Praga, un rival claramente inferior que consiguió sumar un empate a dos, haciéndole más goles al Sevilla FC en casa de lo que le habían hecho en toda la competición hasta la fecha.
Y así, lógicamente,
la confianza en Pablo Machín se ha ido deteriorando por parte de
Joaquín Caparrós, su principal valedor, y el presidente
José Castro. El de Gómara, pese a ello, sigue contando con el apoyo de ambos, y buena prueba de ello es que esta jornada se volverá a sentar en el banquillo ante la Real Sociedad, pero el de este domingo se antoja clave; prácticamente definitivo. Si no gana...
En el consejo, más dividido y politizado que nunca tras la última junta general de accionistas, las opiniones son muy dispares. Hay quien lo habría despedido ya hace varias semanas, quien se ha cansado ya de aguantarlo a pesar de que confiaba en una reacción del equipo y quienes consideran que la ley del fútbol no le otorga ni una bala más: la Real Sociedad. Pero las dudas no se quedan sólo ahí y van mucho más allá. El triunfo se antoja obligado y la derrota una sentencia, pero...
¿y si empata? Vuelven a surgir las posturas opuestas. Sus más fieles defensores optan por ganar tiempo y confiar en el pase 'obligado' a cuartos de la Europa League en Praga, mientras que los más críticos se decantan por afrontar la vuelta europea con un nuevo técnico en el banquillo sevillista. Y ahí el debate, según aseguran a
ED, es menor en
un consejo dividido que apuesta mayoritariamente por la figura de Joaquín Caparrós, quien ya retornó a finales del curso pasado como salvador y dejando claro que, en cierta manera, era un 'favor' que no podía negarle al club de sus amores.
El utrerano, en cambio, no lo acaba de ver del todo claro. En primer lugar, porque en principio está ya retirado de los banquillos, o al menos esa era su intención cuando dio el salto a los despachos. De ahí que Caparrós siga confiando ciegamente en que este fin de semana acaba llegando el estímulo esperado y que el equipo retoma de nuevo la esperada dinámica positiva;
le ahorraría un nuevo 'marrón'. De no llegar, en cambio, se verá obligado a afrontar una decisión que ha intentado eludir, entre otras cosas, porque
ejemplificaría el fracaso de su primer proyecto deportivo como director del área de fútbol del Sevilla FC, cargo en el que, además, podría verse debilitado ante los ojos del sevillismo si acaba bajando al verde (que a nadie se le olvide la peculiaridad del actual consejo de administración).
El tándemDe ahí que otra de las alternativas que se haya puesto sobre la mesa sea la de
Carlos Marchena y Paco Gallardo, los actuales adjuntos a la dirección deportiva del Sevilla FC y hombres de plena confianza del director de fútbol de la entidad, a los que ya tuvo el curso pasado en su cuerpo técnico cuando suplió a Montella y quienes ya demostraron sus cualidades en los banquillos al frente del Sevilla C, al que dejaron en las últimas jornadas de la 17/18 peleando por la fase de ascenso a Segunda B.
La presencia del tándem en el banquillo del primer equipo sería como tener a Caparrós en el mismo, pero
sin necesidad de exponer en exceso al utrerano ante la opinión pública. Algo similar a lo hecho con Luci y el primer filial que, de ir bien, podría perder el carácter de temporal, teniendo en cuenta que el escaparate del mercado de técnicos en paro no acaba de convencer en demasía y que algunos de los ofrecimientos llegados y que más gustan suponen, también, un desembolso económico que a estas alturas de la competición no se antoja aconsejable, primando ahora el salvar la temporada y comenzar nuevamente de cero el próximo verano.
En el consejo, en cambio,
la mayoría apuesta por Caparrós como caballo ganador para revertir la situación, quedando la pelota en el tejado de Caparrós llegado el caso. Tan visceral y apegado a 'su' Sevilla, difícilmente podrá negarse el utrerano a la nueva empresa.
A poco tiempo de que la Real Sociedad dicte sentencia en el Sánchez-Pizjuán, lo único cierto, por tanto, es que el futuro del banquillo no está nada definido, a pesar de que se viene trabajando en ello desde hace tiempo.
Muchos son los ofrecimientos que han llegado en las últimas semanas, pero poco acaba de convencer del todo por una u otra cuestión. Pablo Machín, por tanto, tendrá una última oportunidad; o, incluso, una penúltima.