Aunque resulta paradójico, a veces la principal amenaza es la que se presenta con menos apariencia de serlo al restarle atención o por el nivel de motivación para revertir esa situación. El Sevilla puede dar fe de ello con sus naufragios ante rivales como el Celta o el Villarreal, con un nivel amenazante reducido a la mínima expresión a pesar de su teórico potencial y con los que perdió en dos partidos que hicieron daño al crédito de Machín.
El domingo afronta una situación similar pero en otra dimensión, pues ahora la amenaza fantasma la protagoniza un futbolista en particular, el exsevillista Sandro Ramírez. No en vano, la baja de Willian José propicia la más que posible titularidad del canario como punta de lanza de los donostiarras, lo que, en teoría, reduce el potencial anotador del rival. Y es que el punta vuelve a Nervión con unas estadísticas realizadoras nefastas, o, mejor dicho, inexistentes, pues llegará al Sánchez-Pizjuán tal y como se marchó, sin ver portería.
Sandro no ha solucionado como realista un gafe de cara a portería que se ha prolongado en el tiempo de forma alarmante. De hecho, para encontrar el último tanto del ariete hay que remontarse al 23 de noviembre de 2017, en las filas del Everton contra el Atalanta en la Europa League. No marcó en su cesión en el Sevilla ni este curso en la Real Sociedad, por lo que su último gol en España se remonta a su época brillante en el Málaga, el 7 de mayo de 2017, hace casi dos años.