Sevilla y Corinthians: lo comido por lo servido con Arana

Sevilla y Corinthians: lo comido por lo servido con Arana
Arana y el agente que negocia con el Sevilla la salida del lateral. - A. Sáez
Alejandro SáezAlejandro Sáez 3 min lectura
Leonardo Cornacini, emisario al que la agencia de representación Elenko Sports ha mandado a Sevilla para asesorar a un Guilherme Arana que se resistía a abandonar el Sánchez-Pizjuán en este mes de enero, lleva desde el pasado miércoles en la capital hispalense negociando la salida del joven lateral brasileño (como él mismo reconoció a este diario) y su más que probable retorno al Corinthians, club del que Arana arribó hace justamente un año a Nervión como una de las apuestas más prometedoras de Óscar Arias, cuya discutida planificación deportiva le costó el puesto a pesar de haber alcanzado el equipo los cuartos de final de la Champions por primera vez en su historia y de haber llegado a la final de la Copa del Rey, en la que fue derrotado de manera vergonzosa por un Barcelona muy superior.

Caparrós, en un intento de cortar por lo sano con prácticamente todo lo que huela a Arias, intenta quitarse de encima a un Guilherme Arana que no acaba de romper como sevillista y por el que se pagó nueve millones de euros (más otro por objetivos) por el 80% del pase el pasado enero; inversión que se intenta recuperar a toda costa ahora y que por el momento ha resultado imposible en Europa, donde ha sido ofrecido por las cinco grandes ligas. Interesados en una cesión, muchos; pero ninguno en abonar los diez-once kilos que el Sevilla solicita. De ahí que haya tomado forma la opción de un posible retorno al Corinthians, que aún guarda un 8% del pase del futbolista y que estaría dispuesto a devolver los algo más de 4,5 millones de euros que ingresó hace un año por el 50% de la venta del brasileño, abonándose el 25% restante el pasado junio y estando aún pendiente de pago (hasta junio de este año) el 25% restante; deuda que quedaría condonada. Una negociación aún por pulir en la que el Sevilla intenta perder lo menos posible (adquirió también el 12% que pertenecía a sus agentes) y que, si no aparece ningún imprevisto, se acabará cerrando con Arana de vuelta a casa y en unas cifras muy similares a las que su día se pagaron por el lateral; es decir, lo comido por lo servido.