Con su representante en Londres, precisamente ahora que su nombre suena con fuerza para el
Arsenal de
Emery, el Sevilla mima a
Éver Banega mientras
Caparrós trata de cerrar una renovación que, como con
Sarabia, no acaba de materializarse.
A la espera de esa noticia que tranquilizaría al sevillismo, los medios oficiales del club destacan el buen hacer del futbolista argentino, que además de brillar en muchas facetas del juego, también se muestra letal en la suerte de los penaltis.
En su último partido del año, ante el
Girona -pues se perdió el de
Leganés por sanción- volvió a dar muestras de su infalible capacidad desde los once metros, al anotar el primer gol de su equipo y, así, elevar a doce las penas máximas lanzadas con la camiseta blanquirroja, todas las cuales acabaron en el fondo de las mallas.
Que el
Sevilla disponga de un penalti a su favor y el rosarino esté en el campo, por tanto, es sinónimo de gol, como ya sucedió en su primera campaña ante el
Borussia Mönchengladbach, por partida doble, y el
Getafe. Una cifra que aumentó, tras su paréntesis en el
Inter de Milán, en la 17/18, al ver puerta desde los once metros frente a
Málaga,
Atlético de Madrid,
Villarreal y
Real Sociedad.
Ya esta campaña, son cinco los penaltis anotados, ante
Standard de Lieja, Eibar, Akhisar, Krasnodar y
Girona, firmando un pleno que contrasta con lo realizado en el resto de su carrera en España.
En el
Valencia fueron tres las penas máximas lanzadas por el internacional albiceleste, que desperdició dos de ellas. Una, curiosamente, detenida por el canterano sevillista
Javi Varas.