En el fútbol no se puede elevar nada a definitivo, pero en Nervión están
relativamente tranquilos con
la información que sitúa durante este mercado de invierno a Éver Banega (30) en el Arsenal FC de Unai Emery. Y el principal motivo es que el argentino
no se quiere ir. O, más bien, que
su familia desea seguir viviendo en la capital hispalense.
En concreto, es
su mujer la que, estando en Milán,
instó al rosarino a regresar a Sevilla (también lo intentó, con menos suerte, la esposa de Bacca), pues estima que es
el lugar idóneo para que crezcan sus hijas.
La estrecha amistad del jugador con Óscar Arias fue clave. Entonces,
el club realizó un esfuerzo económico importante para 'repescarlo', pues
en el Inter sus honorarios eran muy elevados, si bien Banega entiende que, igualmente,
él también tuvo que hacer un esfuerzo para volver, renunciando a dinero, por lo que sería justo percibir un aumento.
El problema es que lo que cobra Banega ya está en el tope de un club que dedica
la mayor parte de su presupuesto a salarios y que
no desea hipotecarse. Tampoco, con la renovación de
Pablo Sarabia.
Ahora bien, a nadie se le escapa que
encontrar 'otro Banega' en el mercado sería harto complicado. Quizá, hasta imposible, por
el perfil casi extinto del argentino y por
su altísimo nivel. Tanto es así, que a Nervión
sólo pudo llegar por el particular contexto que le rodeaba en Mestalla, donde se encontraba prácticamente apartado.
Su nivel es de equipo 'top' y así debería ser su salario, aunque él no quiere tanto; simplemente,
una subida que se adapte a su rendimiento. Y no parece que se vaya a romper, pero las partes siguen tirando de la cuerda...