El análisis del Sevilla FC-Krasnodar

La chistera de Machín no tiene fondo

La chistera de Machín no tiene fondo
Las bandas volvieron a ser fundamentales, con Escudero como estilete. - Álvaro Palomo
Álvaro PalomoÁlvaro Palomo 2 min lectura
Fiabilidad en su máxima expresión. Sensación de que controla la situación y de que marca el ritmo cuando acentúa la intensidad. Y la confirmación del nivel de excelencia del trabajo de Machín en el banquillo del Sevilla. Porque cada decisión que toma funciona como un acierto y cada pieza que toca resuelve problemas o rescata la mejor versión de futbolistas que parecían perdidos para la causa.

Ha redimido a Promes con la reconversión a carrilero derecho, posición en la que exprime sus virtudes y ayer volvió a desenvolverse con solvencia, y ahora apunta a conseguir que Roque Mesa se reencuentre consigo mismo al adelantar su posición. El canario colaboró activamente en la creación sevillista, con asociación y siempre cerca del balón, a lo que sumó su habitual desgaste en la contención. Banega se apoyó en él y el Sevilla, sobre una intensidad inicial que Ben Yedder convirtió en ventaja con su definición demoledora.

Los nervionenses apretaron al Krasnodar en la presión, les intimidaron con subidas inmediatas por banda de Escudero y forzaron errores que rentabilizó en los diez primeros minutos el franco-tunecino con sus dos tantos. Con 2-0, el Sevilla controló el juego con líneas juntas y transiciones rápidas, sufriendo una desconexión en la recta final de la primera parte solventada con seriedad en la retaguardia. Bastó recuperar la vehemencia en la reanudación para que la superioridad técnica resolviera y permitiera a Machín sentar a algunos de sus baluartes. A los blanquirrojos no les tiemblan las piernas, reflejo de su poderío como local y de que cree ciegamente en lo que hace.