No se entiende el
Sevilla de Machín sin el
'Mudo'. Su liderazgo silencioso marca el latido de sus aspiraciones. Eleva la cadencia con una aparente parsimonia que contiene una capacidad para imaginar vertiginosa. Sin él, la solidez del proyecto del soriano se expone a carecer de respuestas ante situaciones límite como la de ayer, en la que, ante un rival inferior, el equilibrio se resquebraja ante la adversidad y pone en peligro su propia credibilidad. Pero con él siempre existe ese plus, esa posibilidad de rehacerse a través de una genialidad.
En
Turquía habló a su manera cuando el
Sevilla se había quedado sin palabras después de encarrilar el triunfo en la primera mitad. Se cargó a sus espaldas las esperanzas nervionenses y se fabricó un penalti como broche a un recital de visión, y recursos, para garantizar el liderato al borde del precipicio, lo que, a posteriori, convirtió en acierto la decisión de Machín de mantener la creatividad en el centro del campo con
Franco Vázquez y
Banega, también asumiendo galones cuando faltaba el aire.
Así, el técnico introdujo cambios puntuales con respecto a
Anoeta, con remodelación integral en los carriles y sólo pequeños retoques en la zaga y en la medular ante la imposibilidad de modificar la delantera por las bajas de
Ben Yedder y
André Silva. Así,
Gnagnon entró por
Carriço en el eje de la defensa para situarse junto al reconvertido Amadou, mientras que Nolito partió de inicio en el lugar de
Pablo Sarabia para acompañar en la zona media a los 'jugones', que repetían en la sala de máquinas para asegurar el control y la profundidad.
El técnico no quería sorpresas y apostó por varios puntales que pronto tomaron el mando ante un
Akhisar muy mermado, con sólo cinco suplentes en el banco y con la intención de pertrecharse atrás, por lo que, desde el principio, el partido se trasladó a los dominios turcos. Se requería paciencia para hallar el espacio en el entramado verdinegro y las dos primeras veces (4' y 5') los encontró en acciones de estrategia a balón parado, con remates de
Aleix Vidal, estrellado en un defensa, y de
Nolito, desviado por el meta. El Sevilla la movía por dentro para abrir espacios por fuera que luego trataba de rentabilizar
Aleix Vidal o
Muriel, que halló un filón en la derecha para desbordar, tal y como hizo en el 12’ para ganar la línea de fondo y centrar atrás para que
Nolito adelantara a los nervionenses con un disparo ajustado.
0-1.
Tranquilidad madrugadora en pleno dominio territorial al ritmo de los dos argentinos, cómodos en la circulación, lo que propició cierta relajación que permitió estirarse tímidamente a los turcos y acercarse al área de
Vaclik. No obstante, la zaga, con
Gnagnon muy concentrado y poderoso por arriba, resolvió sin mayores problemas las aproximaciones locales, mientras que cualquier acercamiento sevillista con espacios generaba peligro. Avisó
Promes con un lanzamiento desde la frontal tras una acción rápida vertebrada por
Nolito, y el propio holandés se encargó de fabricar el 0-2 en el 38' a través de una jugada personal cuya finalización remachó a la red un atento
Muriel. Lo necesitaban para ganar confianza los dos atacantes, favorecidos por la visión del
'Mudo' Vázquez, omnipresente en la zona caliente para filtrar pases con un catálogo de recursos superlativo. Percibe el fútbol de otra manera, caza el espacio y tanto el colombiano como el holandés saben que cuando la tiene casi cualquier desmarque merece la pena. 0-2 al descanso. Partido prácticamente resuelto pero que aún debía cerrar.
Para ello, el
Sevilla arrancó la reanudación con presión adelantada para recuperar rápido el balón y prolongar el monopolio de posesión en las inmediaciones del área otomana como ocurrió en buena parte del primer acto. Sin embargo, el partido experimentó un cambio tan brusco como inesperado tras una cabalgada de
Elvis Manu, que se marchó de
Amadou y
Gnagnon para recortar distancias en el 52'. Este tanto impulsó al
Akhisar y sólo cuatro minutos después Manu volvió a entrar en el área y fue derribado por
Sergi Gómez, con el consecuente penalti y la segunda amarilla para el central. Se mascaba la tragedia, pero
Vural estrelló la pena máxima en el palo y le dio una segunda oportunidad a un
Sevilla que se había desconectado y, con uno menos, concedió dos ocasiones claras más, las dos para
Barbosa.
Urgía movimientos desde el banquillo y
Machín optó por mantener la línea de cuatro atrás y reforzar el centro del campo con
Roque Mesa y más adelante con
Sarabia en lugar de
Muriel. La fórmula no funcionó, el
Akhisar continuaba generando hasta que un centro lateral mal defendido lo cabeceó sin oposición
Ayir. 2-2. Sensaciones nefastas. Con el equipo completamente perdido en un sistema diferente, sin ocupar los espacios... Pero entonces, con el drama al acecho, el talento brotó de las botas de los 'buenos', de un
'Mudo' que a día de hoy es medio
Sevilla y que mantuvo la sangre fría en el caos para entrar en el área, driblar y ser derribado por
Miguel Lopes.
Banega hizo el resto con la transformación del penalti para amarrar tres puntos vitales que costaron más de lo esperado, lo que requiere reflexión tras una segunda mitad pésima, pero que saben de la mejor manera posible.
- Ficha técnica:
Sevilla F.C.: Vaclik; Sergi Gómez, Amadou, Gnagnon; Aleix Vidal, Banega, Escudero; Franco Vázquez, Nolito (Roque Mesa 64'); Promes (Carriço 88') y Muriel (Sarabia 74').
Akhisar: Lukac; Vrsajevic, Miguel Lopes, Osmanpasa (Keles 46'), Vural; Ataseven (Ayik 72'), Ceviker, Sissoko; Barbosa (Kisa 88'), Josué, Manu.
Goles: 0-1 (12') Nolito;
0-2 (38') Muriel;
1-2 (52') Manu;
2-2 (78') Ayik;
2-3 (87') Banega, de penalti.
Árbitro: Benoit Millot (francés). Amonestó a Vural y Josué por parte del Akhisar; por el lado sevillista, vieron tarjetas amarillas Franco Vázquez, Promes y Sergi Gómez fue expulsado en el 56' por doble amonestación.
Incidencias: Partido de la cuarta jornada en el grupo J de la Liga Europa, disputado en el Akhisar Estadyumu ante unos 8.000 espectadores, entre ellos medio centenar de aficionados sevillistas. Césped en perfecto estado.