Ocasión aprovechada por Quincy Promes, quien no dejó escapar la oportunidad que le brindó Machín frente al Akhisar turco. Completó los 90 minutos en el Ramón Sánchez-Pizjuán viendo portería en una ocasión y participando de manera muy activa en otra (aunque acabó siendo gol en propia puerta del arquero otomano).
Cuatro tiros, dos de ellos a puerta, y un 86% de acierto en el pase (23 intentos) que dan buena prueba de la calidad del internacional holandés, que comparte con Luis Muriel el dudoso honor de ser hasta la fecha el fichaje más caro de la historia del club. Una inversión que el atacante está empeñado en demostrar que ha sido acertada, de ahí su voluntad de cara a gol siempre que actúa.
Ayer, con todo el partido por delante, no fue menos, y se mostró uno de los integrantes más activos del equipo sevillista, evidenciando la velocidad y la calidad por la que la dirección deportiva sevillista apostó por él. Enchufado, será un jugador muy importante para el equipo.