Vuelve el fútbol a Nervión y regresa el
Sevilla a su competición fetiche, la que le ha hecho grande de Europa. Eso sí, para lucir orgulloso en su camiseta el distintivo que le acredita como único pentacameón del torneo, antes deberá ganárselo en el fango, superando hasta tres rondas previas a la fase de grupos.
Arranca, por tanto, un largo camino, con el modesto, a la par que histórico,
Újpest enfrente. Una primera piedra que el gran dominador de este torneo no debe tener problemas para salvar, por más que el equipo esté dando sus primeros pasos y aún diste de ser lo que se espera de él, tanto por la confección final de la plantilla como por tratarse de un proyecto en fase embrionaria al que, sin embargo, no le valen las excusas ante un objetivo ineludible.
Sólo han transcurrido 21 días desde que Machín se presentó a sus nuevos jugadores y se puso manos a la obra para comenzar a implantar su sello. Tres semanas, con tres amistosos, que han servido para comprobar que el ex del Girona, aunque flexible, parece empeñado en imitar la exitosa fórmula que le ha traído hasta aquí: defensa de tres, carrileros largos, presión adelantada y una posesión más directa, sin desdeñar el juego en largo para buscar segundas jugadas.
Bajo esas premisas básicas, el preparador soriano ha utilizado los tres amistosos disputados hasta la fecha como un vivero de pruebas que ofrecen algunas pistas para el once con el que se estrenará ante su nueva afición. Aunque se ha encontrado con un importante contratiempo en el eje de la zaga, la posición que tantos quebraderos de cabeza ha dado a Caparrós en este mercado.
Sin más centrales que Pareja y Carriço, llamados a tener, si se quedan, un papel secundario, Machín venía utilizando en esa línea al recién llegado Amadou, uno de los más destacados del verano sevillista. Pero una dolencia en el cuádriceps derecho le hace ser seria duda, por lo que el técnico de Gómara podría verse obligado a tirar de Kjaer, pese a sus escasos entrenamientos con el grupo, o reubicar ahí a Escudero, algo que también ha probado, dado que
Mercado arrastra una sanción de la campaña pasada.
En la misma tesitura se encuentra Correa, que parecía haber ganado enteros con todo el flanco diestro por delante y podría estar viviendo, en cambio, sus últimas horas como sevillista, por lo que gana enteros el estreno de Jesús Navas, mimado durante todo el verano por precaución, con Arana, por su parte, en el carril zurdo.
La otra duda reside en la portería, con más opciones para Vaclik pese a haber jugado hasta ahora los mismos minutos que Rico, ofreciendo menos incógnitas el resto de una alineación con la dupla Roque Mesa-´Mudo´ en la sala de máquinas y Ben Yedder como hombre-gol, apoyado desde la media punta por Sarabia y un Nolito que trata de resarcirse del gris curso pasado.
Enfrente, el Újpest se presenta con la ilusión de un bloque limitado técnicamente que basa su fútbol en intentar hacerse fuerte atrás para salir a la contra y sacar petróleo del balón parado. Armas que en cualquier caso no deben evitar al pentacampeón poner la primera piedra del sueño con un marcador que le haga ir tranquilo a Hungría.