“Han sonado nombres de clubes como Sevilla, Borussia Dortmund y cuadros ingleses. Pero estoy tranquilo en el Celta”, ha indicado recientemente el delantero uruguayo
Maxi Gómez, cuya cláusula de rescisión es de
50 millones de euros y por el que el
Celta no tiene intención de desprenderse a no ser que llegue un equipo con mucho dinero por delante. Y ese es el principal problema con el que se ha topado el Sevilla y Joaquín Caparrós al preguntar por el charrúa, quien cumple a la perfección con el perfil de
delantero que busca Machín para su idea de fútbol.
Pese a la tranquilidad del futbolista, el jugador está siendo movido en el mercado, tal y como ha podido conocer
ESTADIO Deportivo. Según aseguran a este medio, un intermediario con autorización para ello estaría haciendo lo propio en el Calcio, donde ya ha entablado conversaciones con
el Nápoles, que sí puede alcanzar las cifras que contentarían al Celta.
Aunque la prioridad del conjunto napolitano es un delantero de un estatus superior, consideran a Maxi (21 años) un gran ariete. Es decir,
un interesante plan ‘B’ a acometer si no consiguen cerrar otras operaciones de mayor envergadura en este mercado.
Otro deseadoMichy Batshuayi es uno de los grandes anhelos del Sevilla Fútbol Club desde que Óscar Arias era director deportivo blanquirrojo. Un interés por el internacional belga que no ha cesado con la marcha del onubense y la llegada a Nervión de Joaquín Caparrós como jefe supremo de la parcela deportiva. El problema, sin embargo, sigue siendo el mismo: su alto coste.
80 millones de euros, nada más y nada menos, ha sido la cantidad que ha solicitado
el Chelsea al Sevilla este verano, una cuantía que, lógicamente, ha frenado a los de Nervión, que siguen soñando con poder pescarlo en préstamo a final de mercado, si nadie acaba poniendo la pasta sobre la mesa.
Pero no resultará sencillo, pues
el Everton, con potencial económico, se ha sumado recientemente al interés, mientras que Ancelotti sigue insistiendo en que se lo firmen para el Nápoles.
Dura competencia.