De menos a más,
Steven Nzonzi se ha consolidado como el jugador número doce de
Didier Deschamps. Tanto es así que en la final entró en sustitución de Kanté para terminar siendo clave en el juego desplegado por los suyos para seguir en ventaja en el marcador y alzarse con el galardón dorado.
Se convierte así en el segundo
sevillista campeón del mundo tras la victoria de Navas ante Holanda con España en 2010. En palabras recogidas por el diario ‘L’Équipe’, el galo comentó el compromiso que suponía alcanzar el ansiado entorchado: “Siempre estaba en nuestra cabeza lograrlo. Es muy difícil conseguirlo. Cuando he visto la Copa del Mundo, antes de entrar en el terreno de juego, es muy fuerte.
Tener después el trofeo en la mano, en el vestuario, es difícil de explicar. El presidente Macron sí ha encontrado las palabras, es fácil para él, está acostumbrado. Nos ha felicitado. Nos ha dicho que era un gran logro para Francia, para todos los jóvenes. Es magnífico. Putin nos ha felicitado también, aunque no ha hablado demasiado”.
Tras obtener la segunda estrella para la escuadra francesa en su historia,
Steven Nzonzi está en la rampa de salida. Lo único seguro es que el club nervionense pedirá su cláusula ante equipos de la talla de Tottenham o Barcelona, que siguen en la puja por el efectivo sevillista, al contrario que Juventus o
Arsenal, que se centran en otros puestos para el mercado, aunque el entrenador ‘gunner’, Unai Emery, le hizo un guiño al felicitarle por el Mundial.
Hace varias semanas,
Joaquín Caparrós reveló que cuando acabara la cita mundialista para Francia se sentaría a hablar con Nzonzi, para tratar de convencerle de que siga. Una conversación que está por producirse y que podría resultar fundamental, aunque el padre del jugador y él mismo han dejado claro que su intención es salir este verano. Eso sí, su adiós tiene un precio. Y hay que pagarlo.