Otra vez borrón y cuenta nueva.
Por tercer año, Wissam Ben Yedder está obligado a volver a empezar desde cero. Tuvo que convencer a Jorge Sampaoli en su primer curso, en el segundo lo pasó mal con Eduardo Berizzo, mientras Vincenzo Montella y Joaquín Caparrós le dieron una de cal y... tres de arena.
Ahora,
vuelve a sentir que parte en desventaja con Pablo Machín, pues el técnico soriano y el club están de acuerdo en que el equipo necesita otro perfil de ‘nueve’ totalmente distinto, con más centímetros y corpulencia que el franco-tunecino, que sin embargo tendrá la oportunidad de decir la primera palabra, de golpear primero. Y el refrán dice que quien da primero da dos veces.
Con ese espíritu
ha comenzado la pretemporada el internacional francés, que entró en una preconvocatoria de 30 que dio Deschamps y que se quedó a sólo un paso de ir al Mundial de Rusia, donde su selección luchará en la final por su segundo título de campeón del mundo.
Como no hay mal que por bien no venga, perderse la cita en Rusia le ha permitido realizar toda la pretemporada y eso le dará una ligera ventaja sobre ese ‘9’ potente que debe llegar antes del cierre del mercado y sobre Luis Fernando Muriel, ahora de vacaciones después de estar en el Mundial con Colombia.
Además,
su único competidor para estos primeros partidos, el canterano Carlos Fernández, se ha lesionado y ha tenido que pasar por el quirófano, por lo que Ben Yedder es el único delantero sano con el que trabaja Machín (al margen de un Marc Gual con un futuro algo incierto todavía) y, salvo sorpresa, será el titular para el doble duelo de la Q2 de la Europa League y puede que hasta para la Tercera Ronda Previa continental y la Supercopa de España contra el Barcelona.
Desde luego,
argumentos no le faltan para pedir confianza: 40 goles en dos años; 20 en Primera, ocho en la Copa del Rey y 12 en la Champions League, donde es el máximo goleador de la historia de la entidad nervionense. Y todo ello sin haber conseguido ser titular indiscutible en ninguna de las dos temporadas.
En su primer año, tuvo que competir con Luciano Vietto, con el ‘Tucu’ Correa (a quien Sampaoli usaba en punta)
y con Stevan Jovetic, que llegó en el mercado invernal y rindió a un nivel altísimo.
En el segundo, tuvo que pasar por la misma situación. Primero, Óscar Arias completó el fichaje más caro de la historia del Sevilla para ponérselo más difícil, pagando por Muriel más de 20 millones de euros, en un gasto que otorgaba a priori la titularidad al cafetero. Por si fuera poco, en enero el club se reforzó también con Sandro Ramírez, que llegó cedido.
A pesar de que Ben Yedder se reivindicó con espectaculares actuaciones como el del doblete en Old Trafford, su ‘hat-trick’ al Maribor, su gran partido en Anfield, ante el Real Madrid o en el derbi, tuvo que ver desde el banquillo grandes citas, como la final de Copa. Tampoco tuvo minutos en el doble duelo de ‘semis’ frente al Leganés, ni en la ida ante el Bayern, ni en partidos importantes de Liga como en el del Bernabéu, ante el Athletic o el Valencia, entre otros.
Un as en la mangaSi todos estos argumentos y su participación en los primeros encuentros oficiales de la presente campaña no sirvieran para convencer a Machín de que tiene en él al mejor ‘9’ para el Sevilla, a Ben Yedder aún le queda un as en la manga para hacerse sitio en el 1-3-4-2-1 del soriano: en su etapa en el Toulouse actuaba como mediapunta, por detrás del delantero y con responsabilidades creativas, de desborde y de último pase.