En la segunda parte de la entrevista con
Óscar Arias repasamos los nombres propios que han marcado la única temporada del director deportivo al frente del
Sevilla. El primero de ellos,
Luis Muriel, el fichaje más caro de la historia del
Sevilla, que no ha rendido como tal en su primer año como futbolista nervionense. Los tres entrenadores que ha tenido,
Berizzo, Montella y Caparrós, también son analizados por el onubense.
- ¿Ha sido el fichaje de Muriel y la falta de acierto con los técnicos lo que más ha penalizado a Óscar Arias como director deportivo sevillista?- Está claro que el tema de Berizzo no funcionó, más allá de que los resultados no eran del todo malos. Pero la percepción del juego del equipo no acababa de fluir; era una propuesta distinta que, aunque el equipo intentó poner en práctica, no acabó de cuajar. Y eso nos penalizó mucho. Luego, el cambio por Montella, más allá de aspectos como la gestión de la plantilla, que podría haberla gestionado mejor, creo que no se ha sido del todo justo con él. Ha sido un entrenador que llega en diciembre y coge un equipo que no estaba bien, en una situación complicada, y comienza a trabajar con él prácticamente sin tiempo. Solo tuvo una semana limpia, el resto fueron de dos partidos por semana, y no ha llegado a estar cuatro meses con nosotros. Quitando los dos o tres primeros partidos de liga, hasta que encontró su idea de equipo, creo que se demostró que hubo una clarísima mejoría; el equipo transmitió otras sensaciones. Al final había esa percepción de que la plantilla pudo tener más recorrido, pero hay que entender que es una persona que no ha podido trabajar conceptos con los jugadores, ni mecanismos de juego, ni nada por falta de tiempo. Encontró un equipo que más o menos le funcionaba y ha tirado con ello, jugando y teniendo unos días sólo para recuperar y preparar el siguiente. Quizá eso es lo que le ha penalizado, pero ha conseguido cosas importantes. Ha clasificado al equipo para una final, aunque luego la final fue un desastre. Pero hicimos una gran eliminatoria contra el Atlético, otra fantástica de Champions contra el United, que pasará a la historia del sevillismo; también, ante el Bayern, que aunque el equipo quedó eliminado dio la cara. No fueron capaces de ganarnos allí y aquí, desgraciadamente, nos hicimos nosotros los dos goles. Un partido muy bueno en Liga frente al Barcelona... Quizá, si hubiésemos tenido paciencia y hubiéramos aguantado, habríamos podido comenzar la temporada desde cero, con todos los jugadores incorporados en el mismo momento y un mes de trabajo con la plantilla. Seguramente, luego, a lo largo de la temporada, habríamos visto cosas distintas.
- ¿Qué le parece la apuesta por Machín como nuevo entrenador del Sevilla?- Es una decisión que ha tomado la nueva dirección deportiva, a la que yo le deseo la mayor de las suertes, que será la de todos nosotros; la de todos los sevillistas. Ha sido un técnico que, la verdad, ha sido una de las grandes revelaciones del campeonato y que con un equipo pequeño como el Girona ha conseguido tenerlo a un nivel competitivo muy alto, compitiendo, incluso, con nosotros por una plaza europea hasta el final. Lo único que puedo hacer es desearle suerte.
- ¿Ha hablado con Caparrós en este tiempo?- Hablé un día, cuando me despedí de la plantilla. Estuvo muy cercano, como es él. Tanto él como Luci me transmitieron que estaban encantados con los fichajes hechos en enero y con el nivel de la plantilla. Es algo que me alegra, porque no es sólo la opinión de Joaquín en este caso, sino que se trata de un reconocimiento generalizado dentro de los profesionales del fútbol. Todo el mundo con el que hablo, y ha sido con muchos a lo largo de este tiempo, me transmite que está totalmente sorprendido de la situación. Que un equipo como el Sevilla, con la plantilla que tiene, se cuestione tantas cosas.
- ¿Se ha autodestruido el Sevilla esta temporada?- De alguna manera, nos hemos puesto en la picota con unas exigencias tan grandes que lo único que ha generado es frustración. Hoy en día, el Sevilla, aunque algunos le dan la vuelta a la frase y quieran hacer ver lo que no es, puede crecer más, pero hacerlo con respecto a sí mismo; no en relación a los demás. Si el Sevilla crece, también lo harán los otros. Alcanzar algún día al Madrid, el Barcelona o el Atlético no es posible, porque los demás también crecen. Ha crecido respecto a los clubes parejos en LaLiga y se ha colocado en una posición noble, importante. Podemos estar un poco por encima de otros equipos, pelear con el Valencia o el Villarreal en un margen pequeño entre nosotros, pero no con los de arriba. Para ser cuarto, como así se marcó públicamente el objetivo el curso pasado, tiene que ser el primero de todos los demás. El Madrid y el Barcelona siempre están muy por encima y el Atlético a más del doble por encima. Claro que el Sevilla puede ganar la liga un año, pues configura un equipo que funciona, te metes en la pelea y en el tramo final llegas con vida y ganas LaLiga... Pero no eres candidato a ganarla. Hacer ver que el objetivo mínimo es lo máximo que podemos conseguir más genera, en mi opinión, frustración. Por eso quedar séptimo, hoy, es negativo, cuando al final has quedado clasificado para Europa.
- Fue destituido estando el equipo séptimo en la tabla y en esa posición acabó también la temporada.- Correcto, otro dato. Son realidades y al final el objetivo del Sevilla es ser ambicioso por naturaleza. Lo que yo he vivido todos estos años aquí es ganar, hacer cosas, pero no volvernos locos y decir a la gente que somos los mejores del mundo, porque no lo somos. Es como si yo le echo una carrera a Usain Bolt y le quiero ganar. Claro que quiero, pero no voy a ganar. Son situaciones complicadas, tú vas a tu límite, pero si no lo consigues... A nivel interno no puedes transmitirlo hacia fuera como un fracaso.