El sevillismo anda de nuevo inmerso en un estado catártico. Cierra los ojos y la memoria reproduce en bucle los goles de
Ben Yedder en Old Trafford. Se ilusiona con el
Bayern mientras prepara las maletas para la final de
Copa... Pero en
LaLiga aún hay que remangarse y pelear. Asumido el adiós a la cuarta plaza, objetivo prioritario e inalcanzable, con el
Valencia a 14 puntos de forma momentánea tras su victoria de ayer, todavía es mucho lo que hay en juego. No en vano, el billete europeo no está ni mucho menos amarrado, y conseguirlo es condición 'sine qua non'.
El éxtasis de la
Champions es un arma de doble filo que puede convertirse en impulso moral o provocar una peligrosa relajación.
Montella, desde luego, trabaja para evitar esto último y que su equipo se afiance en la quinta posición. Y para ello, seguirá confiando en sus hombres clave:
Lenglet, Banega, Nzonzi, 'Mudo' Vázquez o Sarabia.
El hecho de que no haya que volver a 'competir' hasta dentro de dos semanas, el
Sábado Santo ante el
Barça, invita al italiano a seguir apostando por esa base, aunque sí podría introducir algunos retoques en su once. Uno de ellos será obligado por la sanción de
Correa, lo que concederá una nueva oportunidad a
Nolito. Pero, además, también podría entrar
Arana por
Escudero en el lateral zurdo y
Layún, imposibilitado para jugar en Champions, en el diestro por
Mercado, dando continuidad en el eje de la zaga a un
Kjaer recuperado para la causa.
La gran novedad, con todo, debe llegar en la punta de lanza, donde
Wissam Ben Yedder se ha ganado la continuidad. Para el juego del 'Aeroplanino', de salir rápido y con pocos toques, quizás encaje mejor
Muriel, pero el gol lo es todo en el fútbol y ese lenguaje lo domina el francés.
Enfrente, el
Leganés, con el recuperado
Gabriel, opondrá su habitual oficio, aún renqueante del mazazo que le supuso la eliminación copera a manos sevillistas. Desde entonces, las prestaciones de los pepineros han bajado, pero en
Butarque no dan un balón por perdido, por lo que habrá que bajarse de la nube, pisar el barro y batallar. Quién dijo que esto ya no importa un pepino está muy equivocado.