Sin protagonizar la intensa salida de su último compromiso como local, cuando la gasolina apenas le duró 20 minutos, el
Sevilla, de vuelta a su once de gala, optó esta vez por mandar, contemporizar y lanzar fogonazos en forma de envenenados y rápidos ataques, con pocos toques, que fueron minando poco a poco la endeblez del muro del
Athletic, que sí rotó y allanó el camino con su pobre e indeciso planteamiento.
Todo en el conjunto vasco se limitaba a buscar en largo a
Williams, sin replegarse del todo ni crear nada, con un trivote destructivo en la medular que en la práctica dejaba a sus espaldas un enorme espacio que el '
Mudo' aprovechaba para capitalizar las muchas ocasiones que iban cayendo. Sólo faltaba mayor precisión y maldad en ataque, la que encontraron
Muriel y el propio '
Mudo' al filo de la media hora para encarrilar el choque.
En cuanto los nervionenses apretaban, saltaban las costuras rojiblancas, a lo que
Ziganda respondió con tres cambios en el descanso, dando entrada a
Beñat, Raúl García y Aduriz. Tres pilares que cambiaron el pobre rostro de unos 'leones' más fieros en el arranque de la segunda mitad.
La comodidad del resultado invitó al
Sevilla a entregarle el balón al rival, pero llegados al ecuador de este segundo periodo,
Montella daba entrada a Nolito para jugar con un falso nueve y ordenar una presión más adelantada que permitió retomar el control y certificar un cómodo triunfo, el más plácido con el 'Aeroplanino' al frente. Quizás, sólo se le pueda reprochar ayer al napolitano el no haber aprovechado la tranquilidad del resultado para mover antes el banquillo y enchufar a gente como
Sandro o Ben Yedder.
Fernando Mateos2 min lectura