No por habitual deja de ser histórico. Atrás quedó una larga travesía por el desierto. Veintitrés años sin saber qué se siente al estar a las puertas de una final. En el
siglo XXI, en cambio, el sevillismo ha disfrutado de catorce semifinales, quince finales, nueve títulos...
Nervión sabe de sobra de qué va esto. Por eso, esta noche será fiel a su cita con la historia y las gargantas sevillistas rugirán con toda su fuerza para guiar a los suyos a una nueva final de
Copa, sólo dos años después de disputar la última.
En medio de las dudas que inspira el equipo en
LaLiga, el torneo del K.O. se ha convertido en bálsamo y tabla de salvación, aunque la exigencia de este Sevilla no permita salvar la temporada sólo con vencer hoy. Después, habrá que seguir peleando en el campeonato regular para defender una plaza europea seriamente amenazada sin dejar de mirar al verdadero objetivo de la
Champions. Pero hoy, por más que la imagen de hace sólo cuatro días en
Ipurua fuera deshonrosa, todas las fuerzas deben encaminarse en seguir escribiendo esta bella historia que tantas sonrisas dibuja.
Jugarse el billete con el factor extra de su fortaleza, además, debe ser un aval importante. Un
Sánchez-Pizjuán que en los últimos tiempos pocos consiguen profanar, aunque en
Liga son tres los partidos consecutivos en los que no ha visto ganar a los suyos.
El ejemplo perfecto, por tanto, es el de la vuelta de cuartos ante el
Atlético, con una afición entregada y un equipo 'enchufado' desde el minuto uno. Un guion soñado que
Montella buscará reescribir con los mismos protagonistas. Olvidado el fallido experimento de
Eibar, con hasta seis cambios en su once tipo, el italiano no tiene dudas y volverá a apostar por esa alineación que ya se recitaba de carrerilla, con
Jesús Navas y
Escudero como profundos laterales;
Mercado de líder atrás, junto a
Lenglet; el triángulo
Nzonzi-Banega-Mudo en la medular;
Sarabia y
Correa en las bandas; y
Muriel, su delantero titular, en punta de lanza. Todo ello, por supuesto, con
Sergio Rico bajo palos, respaldado por su entrenador tras la tormenta de dudas que le acecha.
Un fallo del joven meta -con falta o no- dejó precisamente abierta la eliminatoria al provocar el 1-1 de la ida. Y a ese ajustado marcador se aferra el
Leganés para tratar de dar la campanada, algo que
Garitano buscará con la duda de
Gabriel Pires, aunque recupera a
Rubén Pérez con respecto a la ida. Un lobo con piel de cordero que ya se cargó a
Villarreal y
Real Madrid jugando la vuelta fuera, con victoria incluida en el
Bernabéu, por lo que relajarse y confiarse no es una opción válida.