Con un centro del campo
sin N’Zonzi ni Banega, Eduardo Berizzo volvió a tirar de rotaciones y dibujó ante el Málaga a un Sevilla en el que
Pizarro, Krohn-Dehli y ‘Mudo’ Vázquez configuraron la zona ancha, mientras que Muriel se convertía en la principal referencia arriba.
Un Sevilla insolado al que le pasó factura las altas temperaturas que se experimentaron en el Sánchez-Pizjuán, amén de
un rival muy bien replegado y que comenzó con una línea de cinco atrás, jugando
con tres centrales que supieron tirar el fuera de juego a las mil maravillas y que se vio obligado a alterar su sistema por
lesión de Ricca.
Y así sobrevivió el Sevilla durante una hora de partido, teniendo
claro dominio del balón, pero faltándole clarividencia arriba. Con Krohn-Dehli jugando en paralelo con Pizarro y el ‘Mudo’ haciéndolo entre líneas, los de Berizzo vivían de balones en profundidad a
Muriel y
galopadas de Correa que habitualmente acababan en lo mismo:
órsay. Un sinvivir que ahogaba a los de Nervión y que ponía de manifiesto la necesidad de realizar un cambio. Algo que le costó ver al ‘Toto’, quien fiel a
su distribución de las cargas de trabajo no le dio entrada en el campo a Banega hasta el minuto 60, aproximadamente. Momento en el que el argentino aportó refresco e hidrató a un Sevilla ahogado al que le penalizaba
la modorra de Franco Vázquez.
Banega retrasó su posición hacia la línea de creación,
liberando a Krohn-Dehli, quien llegó más al área rival, y filtrando los pases. Un jugador que le dio otro aire al partido, propiciando un juego de golpes en el que ganaron los de Nervión, que acabarían haciendo dos goles; uno de ellos, de penalti.
K-D quedó liberado y llegó másSi alguien notó la entrada de Éver Banega al campo fue su compañero Krohn-Dehli, quien quedó más liberado y acabó el partido como un llegador más. De hecho, el danés
gozó de un par de ocasiones en el último tramo del encuentro.