Para los resúmenes televisivos del partido en el Coliseum, el mérito de la victoria del Sevilla en Getafe estará a buen seguro en el espectacular remate de tacón con el que Ganso batió a Guaita. Como mucho, habrá alguna mención para la pausa de Navas, con un ojo en la nuca para ver la carrera de Mercado, y para el argentino, que puso la asistencia del único tanto.
Sin embargo, en la victoria nervionense tuvo tanto o más mérito que ellos la sobria actuación de Simon Kjaer, una muralla impenetrable que hizo imposible que el buen partido del conjunto local encontrase el premio del gol. Estuvo concentrado y bien colocado durante los 90 minutos, tanto en el perfil zurdo como en el diestro (donde jugó tras retirarse Pareja).
Supo anticiparse e hizo valer su envergadura para repeler absolutamente todos los centros laterales. Además, se llevó todos los rechaces, ganó la práctica totalidad de los balones divididos y, no contentó con hacer bien su trabajo, tuvo también tiempo para ayudar a los demás. Sobre todo a Lenglet, al que se le vio fuera de sitio.
Aitor Torvisco1 min lectura