En el engranaje ideado por Eduardo Berizzo para su nuevo Sevilla, el centro del campo se erige en una parcela vital. No puede ser de otro modo si se tiene en cuenta que su filosofía pasa por
mandar en los partidos y tener el control de los mismos.
Por ello, en el Celta, el preparador argentino acostumbraba a poblar su zona ancha con tres hombres, ya sea con un medio defensivo y dos interiores o con dos pivotes y un mediapunta. Pero en Nervión, el ex técnico celeste tendrá que empezar a
construir una nueva base para su fútbol casi desde cero.
Su antecesor, Sampaoli, acostumbraba a jugar con un solo hombre en la medular, pero su gran baluarte,
Steven N’Zonzi, podría decir adiós este verano. El galo, de hecho, ya tendría un acuerdo con la Juventus, que espera aún rebajar los 40 kilos de su cláusula.
Su más que probable salida se uniría, de este modo, a la de las dos piezas con las que compartió posición en la pasada campaña. De un lado,
Matías Kranevitter, devuelto al Atlético de Madrid tras una cesión en la que no convenció, y de otro,
Vicente Iborra, un valor seguro que llegó como centrocampista defensivo y que se marcha al Leicester City, a cambio de 14 millones de euros, con 30 goles en sus cuatro campañas como sevillista.
Con estas dos bajas y la posible de N’Zonzi, por tanto, uno de los principales objetivos en la primera planificación de Óscar Arias debe ser el de revitalizar una sala de máquinas desguarnecida en estos instantes. Y prueba de ello es que su primer y único fichaje hasta la fecha,
Éver Banega, ha llegado con ese prioritario objetivo.
En mano del Berizzo, además, queda el futuro de otros dos centrocampistas con un futuro incierto; no sólo por su rendimiento en la 16/17, sino porque ambos ocupan plaza de extracomunitario. Se trata del brasileño Ganso, otro ‘cerebro’ al estilo de Banega, y el argentino
Walter Montoya, que llegó como jugador de banda pero al que Berizzo podría dar cabida como interior.
Todo ello, sin olvidar a
Krohn-Dehli, todo un refuerzo después de que la pasada campaña sólo pudiera jugar los dos últimos partidos de Liga. Su estado físico dirá qué papel asume en los planes de un técnico para el que fue vital durante dos temporada en el Celta.