Las diferencias económicas entre
Eduardo Berizzo y el
Sevilla Fútbol Club están retrasando más de lo esperado la llegada del sustituto de
Jorge Sampaoli al banquillo sevillista, amén de muchas otras cuestiones que están pendientes en las oficinas del
Ramón Sánchez-Pizjuán a la espera de que haya fumata blanca con el entrenador. En
Nervión no llegan a los 1,2 millones de euros que le ofrecían al
'Toto' en Vigo, donde le doblaban el sueldo en su deseo de renovarle; mientras que el argentino quiere igualar el caché de
Sampaoli en Nervión (unos tres millones de euros, el sueldo de sus ayudantes inclusive).
Es decir, un tira y afloja que centra hoy día la atención del director deportivo sevillista,
Óscar Arias, a la vez que paraliza cuestiones tan importantes como los refuerzos, las renovaciones o las salidas. Un verdadero tapón que, sin ir más lejos, tiene estancadas operaciones como la del retorno de
Jesús Navas, en la que la predisposición de las partes es total, a falta de perfilar ciertas cuestiones económicas. Y es que el palaciego llega como agente libre y, como tal, le corresponde una suma económica que el
Sevilla pretende fraccionar a lo largo de los años de contrato. La vuelta de Luna o la incorporación de
Lucas Torreira, otro de los futbolistas con el que las negociaciones están bastante perfiladas, son otros de los asuntos que están a la espera de saber qué es lo que ocurre con el banquillo sevillista.
Y es que la dirección deportiva blanquirroja no cesa en su trabajo, pero tampoco avanza ni acaba de cerrar nada. Y eso, lógicamente, despierta el nerviosismo de los agentes involucrados.
De ahí que no sea de extrañar que aún no haya nada de luz con el montenegrino Stevan Jovetic, quien quieren que continúe, pero no a cualquier precio, o
Michael Krohn-Dehli, quien tiene el visto bueno de
Berizzo, pero maneja ofertas muy interesantes en lo deportivo que a priori le asegurarían el jugar asiduamente, algo que no tiene confirmado en
Nervión y que necesita tras su año en el dique seco por lesión.
El futuro de
Vitolo, cuyas últimas declaraciones suenan a despedida, o la renovación de hombres como
Mariano Ferreira, quien maneja ofertas y tiene una reunión pendiente que no acaba de concretarse al no haber entrenador, son otros de los múltiples frentes abiertos que tiene entre manos un
Óscar Arias al que se le están poniendo demasiado cuesta arriba sus primeras semanas como director deportivo, una vez que la entidad blanquirroja lo confirmase oficialmente como recambio de
Monchi al frente de la planificación deportiva del club. Una tarea nada sencilla en la que, además, se está topando con otros problemas internos que podrían, incluso, dificultar aún más su labor de cara a un futuro. Y es que la sombra de
Monchi parece ser demasiado alargada aún.