No es la primera vez que desde las altas instancias deportivas toman medidas ejemplarizantes con el
Sevilla, que ya vivió hasta siete clausuras totales de su estadio entre finales del siglo pasado y comienzos del presente.
Nada sucedía entonces cuando en el
Camp Nou caía una cabeza de cochinillo en un
Clásico o a
Palop le tiraban una botella de whisky en el Calderón. En Nervión, en cambio, sí se vivieron tres exilios en la 99/00, a
Chapín,
El Arcángel y
Almendralejo, por un cuchillo lanzando en un derbi, un botellazo a un asistente ante la
Real Sociedad y una invasión de aficionados en la zona mixta.
Años después, en la 02/03, el castigo por los tristes incidentes en otro derbi, con una brutal agresión a un guardia de seguridad en
Gol Norte y otro intento sobre
Toni Prats, fue de cuatro encuentros, de los cuales tres fueron cumplidos de nuevo en
Jerez y uno en el
Ramón de Carranza de Cádiz.