Una hegemonía en el derbi irrefutable

Una hegemonía en el derbi irrefutable
Los de Nervión han ganado siete de los últimos ocho derbis, en los que sólo han encajado un gol, el del pasado sábado de Durmisi. - I. M.
Isabel MoralesIsabel Morales2 min lectura
Un derbi es un derbi y puede ganar cualquiera, suelen alegar tanto béticos como sevillistas, pero lo cierto es que en los últimos choques de máxima rivalidad hispalense las alegrías son casi siempre para los de Nervión. Y es que, las diferencias entre ambos son notorias, afirmación que refrendan las estadísticas, de las que se desprende una clara supremacía sevillista.
No en vano, de los últimos ocho choques disputados entre Betis y Sevilla, siete han acabado con victoria de los blanquirrojos, por un empate, el 0-0 en el Villamarín de la 15/16. Habría que remontarse al partido de ida de los octavos de final de la Europa League de la temporada 13/14 para encontrar el último triunfo verdiblanco en un derbi (0-2, con Calderón en el banquillo). Desde entonces, además, los nervionenses sólo han encajado un gol, el del pasado sábado, de Durmisi.
Con todo, esta es la tónica que se está imponiendo desde comienzos de siglo. Desde entonces, se han celebrado 34 derbis, de los cuales, 17, la mitad, han sido triunfos sevillistas, mientras que doce acabaron empatados y los de La Palmera se impusieron en cinco. Los porcentajes de imbatibilidad del Sevilla son abrumadores alcanzando el 85 por ciento.
Si nos fijamos en el global de enfrentamientos, la balanza también se inclina del lado de los de Nervión, que han celebrado 59 victorias en las 126 ocasiones en las que se han enfrentado en todas las competiciones. La estadística la completan 37 triunfos verdiblancos y 30 empates.
Pero, si acotamos los números a los choques en Primera división, tampoco varían demasiado los porcentajes. Así, encontramos que de los 92 derbis en la máxima categoría, 43 son de claro color blanquirrojo, 29 son verdiblancos y en 21 se repartieron los puntos.
Guarismos que evidencian una clara hegemonía de los moradores de Eduardo Dato en el duelo de máxima rivalidad por antonomasia.