Muchos pusieron el grito en el cielo por la venta de
Krychowiak al
París Saint-Germain el pasado verano e, igualmente, se extrañaban de que el polaco no esté apareciendo apenas en las alineaciones de
Unai Emery. Si bien, tras comprobar
el partidazo que realizaron los parisinos ante el Barcelona, en la Liga de Campeones, empezaron a encajarles las piezas.
En la zona ancha del cuadro local actuaron
Marco Verratti, Blaise Mautidi y Adrien Rabiot, casi en paralelo con el italiano. Fue este último, por menos conocido, quien más
llamó la atención de todos y, por supuesto, de los aficionados sevillistas, quienes desconocían, en su mayoría, que el espigado (1,89 metros) mediocentro de 21
pudo aterrizar en Nervión en enero de 2015.
Entonces, a Emery se le había lesionado
Cristóforo y M'Bia se había marchado a la Copa de África, lo que empujó a
Monchi a tratar de firmar
cedido, con opción de compra, a un Rabiot que no contaba apenas para
Laurent Blanc y al que se le seguía en Nervión desde hacía años, al haber jugado con todas las categorías de la selección francesa.
El
acuerdo con su agente, su madre Vèronique, era un hecho, pero el PSG volvió a demostrar, como en su día con
Kévin Gameiro, que no es un club fácil para hacer negocios. Rabiot se quedó en París y hoy día es un pilar fundamental en un equipo multimillonario que le dio un baño al Barça en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones.
Adrien Rabiot vs FC Barcelona 14/02/17
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