Una década se cumple el lunes 28 de agosto de la muerte de
Antonio Puerta, que se fue con 22 años en 2007 pero que quedó en la memoria sevillista a raíz de su histórico gol al
Schalke alemán, con el que inició un nuevo rumbo un club que desde entonces se ha ganado el respeto en el fútbol europeo.
El prometedor lateral zurdo sevillano, que ya había alcanzado la internacionalidad absoluta, no pudo superar una serie de paradas cardiacas que sufrió tres días antes en un partido de liga ante el
Getafe en el estadio
Sánchez Pizjuán, rival precisamente este domingo del Sevilla aunque en esta ocasión en el
Coliseum Alfonso Pérez.El futbolista falleció en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla después de tres días de agonía tras haberse caído desplomado sobre el césped y pese a que minutos más tarde pudo retirarse del terreno por su propio pie y aparentemente recuperado.
Desde entonces es un símbolo para el sevillismo al reunir muchos factores que lo engrandecieron, como su carácter abierto y su grandes cualidades futbolísticas formadas en la cantera de su club desde niño.
Puerta le da nombre a unas instalaciones deportivas municipales de la capital hispalense y a una calle en el barrio del Nervión, donde nació y se formó como persona y futbolista cerca de su estadio.
El
Sevilla FC, desde entonces, le recuerda con una estatua en la entrada de la
Ciudad Deportiva del club, le ha puesto su nombre a la escuela de fútbol de la entidad, organiza anualmente el
Trofeo Antonio Puerta y le da también su nombre a la puerta 16 de acceso al estadio, su dorsal cuando murió, que además está decorada en su remodelada fachada con un dibujo de la cara del jugador.
Los aficionados que acuden a cada partido del
Sánchez Pizjuán tampoco se han olvidado de él y en cada minuto dieciséis es coreado su nombre desde las gradas y recordado en los vídeo-marcadores.
Puerta ganó con el equipo hispalense
dos copas de la UEFA, una Copa del Rey, una Supercopa de Europa y una Supercopa de España, títulos que fueron una sucesión de acontecimientos a raíz del que puede considerarse el gol de su vida.
Fue una volea en el minuto cien de la prórroga del partido de vuelta de las semifinales de la Copa de la UEFA de 2006 ante el
Schalke 04, disputado en el
Sánchez Pizjuán la noche de un
jueves de Feria de Abril.
Ese tanto hizo pasar al
Sevilla a una final cuarenta años después y fue el preludio de una década en la que el equipo sorprende en
Europa por su constancia en mantenerse entre la elite, sin que su músculo económico sea comparable al de los grandes del continente.
A los logros del club con
Puerta se sucedieron tres títulos más de la
Liga Europa, de la que es pentacampeón, y otra
Copa del Rey, además de disputar en este ejercicio por tercera vez consecutiva la fase de grupos de la
Liga de Campeones.E
l mito de Puerta empezó en una noche de Feria, se engrandeció un agosto con su trágica muerte y ahora tiene el honor de llevar su número en la camiseta otro canterano ilustre del sevillismo,
Jesús Navas.El de Los Palacios vuelve a su equipo tras cuatro campañas de aventura inglesa en el
Manchester City, pero nunca se ha olvidado de que de sus botas salió el centro que llegó desde la derecha para que
Antonio cambiara el rumbo del
Sevilla.