Como se suele decir en el argot popular, "está muy preocupado Vingegaard". Culminada la cuarta etapa del Tour de Francia 2024, la primera de alta montaña, el esloveno Tadej Pogacar volvió a ser el líder de la general, con 35 segundos de margen sobre Remco Evenepoel y 50 respecto al danés, ganador de las dos últimas ediciones.
Y cuestionado sobre dicha situación, el ciclista de Team Visma-Lease ha respondido con contundencia y transparencia a partes claves. Eso sí, también ha dejado cierto suspense para que no le estropeen su fiesta.
"La mayoría del tiempo que he perdido ha sido en el descenso, en la subida creo que estaba bastante bien. En las cuatro primeras etapas solo hemos perdido tiempo en una etapa y esperábamos perder en todas. Así que en ese sentido podemos estar satisfechos. Hoy pensaba que perderíamos dos minutos o así. Sabemos lo que tenemos que hacer, pero no lo vamos a desvelar. Como en los dos últimos años, tenemos un plan y veremos qué pasa en el final", dijo una vez finalizada la cuarta jornada.
Cuando muchos dudaban sobre él para la gran cita francesa tras su terrible caída en la Itzulia el pasado mes de abril, Jonas tenía muy claro qué tenía que hacer para llegar a tiempo. Y lo consiguió. Y, ahora, advierte que todo está bajo control: "Todavía estamos en la primera semana. Tenemos que defendernos durante la primera semana y quizá más adelante tengamos una mentalidad diferente. Es normal que la presión recaiga sobre Pogacar, porque todavía soy un factor desconocido. Nunca se sabe cómo estaré durante estas tres semanas".
Con estas declaraciones, Vingegaard dio por bueno el resultado y su rendimiento en la cuarta etapa del Tour de Francia, sobre todo, porque vio que su máximo rival, Pogacar, sólo se atrevió a atacarle en el tramo final de la ascensión al Galibier, en los últimos 800 metros.
Cabe recordar que Vingegaard ya sabe lo que es recortar distancias en la general con el paso de las jornadas. Sin ir más lejos, el año pasado tras la cuarta etapa era 6º y en 2022 al finalizar la quinta jornada era séptimo. Ahora, es tercero y habiéndose recuperado milagrosamente de unas duras secuelas que le dejó la carrera vasca.
El Tour entra en el terreno de los esprínteres, con la primera de dos etapas que parecen diseñadas para una llegada masiva que augura una tregua entre los pretendientes a la general.
Entre Saint-Jean-de-Mauriene, en la falda alpina, y Saint-Vulbas, en el valle del Ródano, los ciclistas recorrerán 177,4 kilómetros sin apenas dificultades montañosas, con sólo 1.000 metros de desnivel, terreno propicio para que los equipos de los 'llegadores' controlen la carrera para probar la punta de velocidad de sus campeones.