Estamos viviendo la edad de oro del ciclismo y si en algún momento surge la duda, semana tras semana se encargan de demostrarlo los grandes capos del pelotón. En esta temporada de clásicas pedrusqueras ha quedado claro, con dos semanas que ya son historia del deporte mundial. Aunque todo empezó en Italia con la batalla de la Milán San Remo que se llevó Mathieu Van der Poel, el Tour de Flandes del domingo pasado fue la verdadera guerra, y el triunfador allí fue un Tadej Pogacar superior, que reventó al neerlandés a base de ataques y ataques. Sin embargo, este triunfo le dio moral para buscar un paso más, el mismo que le ha llevado a este fin de semana buscar el reto superior, la Paris-Roubaix.
Los objetivos de Tadej Pogacar se pueden resumir en uno, entrar en la historia con imposibles, y entre ellos no hay ninguno que lo sea más que ganar en el infierno del norte. Los adoquines de la carrera, casi llana en su totalidad, son un peligro para alguien que pesa mucho menos que los grandes rodadores, y es que él es sobre el papel un escalador, pero al final es tan sumamente completo que es capaz de hacer lo que quiera, como ha demostrado este domingo.
La Paris Roubaix es un cúmulo de carreras en una, puesto que depende de tantos factores como las caídas, los pinchazos, los cortes y mucho más. Pero el esloveno, pese a ser neófito ha estado muy bien en gran parte de la prueba. De hecho ha sido el encargado de romperla antes de lo esperado, en el tramo de Haveluy, antes del temido Bosque de Arenberg, donde ha seleccionado la carrera con un grupo estelar. Los dos astros, Jaasper Philipesen, Mads Pedersen y algo más atrás otro pequeño grupo con Wout Van Aert como nombre más destacado.
Y estos han ido por delante hasta que Pedersen ha pinchazo a 76 de meta, quedando Pogacar, Van der Poel y Philipsen como cabeza de carrera. Una ventaja de los Alpecin que la propia carrera se ha encargado de despejar, pues en un ataque de 'Pogi', Philipsen ha dicho basta, dejando a los capos solos, en un nuevo cara a cara. Sin embargo, esta vez el final no iba a ser todo lo mágico de otras veces, puesto que un error de Pogacar a 38 de meta el esloveno, en el que se salió en una curva, sufrió una leve caída y perdió unos segundos, puso fin a la prueba.
Los 20 segundos de margen iniciales del neerlandés fueron demasiado, pese a que al principio el del UAE hizo amago de recortar, pero acabó por desistir y al final al velódromo de Roubaix llegó sola la 'bruta bestia' para ganar por tercera edición consecutiva, algo que hacía casi 40 años que no pasaba. Con este suma su 8º monumento y supera precisamente a Pogacar, que hace 7 días le igualó. No obstante, ahora se acerca la Lieja-Bastoña-Lieja, donde será el gran favorito el campeón del Tour de Francia.
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