El Tour de Francia ya está en marcha, y tras tres jornadas esplendorosas por Italia, llega a Francia, donde hasta el próximo 21 de julio, cuando el pelotón llegue a Niza, se van a jugar la carrera todos los grandes. Y decimos todos porque realmente no falta nadie, y aunque Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, que se han repartido los últimos cuatro, y son los favoritos claros, hay varios nombres llamados a al menos estar arriba, destacando sobre todo a Primoz Roglic y Remco Evenepoel. El esloveno por ahora se ha 'tapado', mientras el belga ha dado muestras de tener fuerzas para competirle a los dos gallos, solo que va a tener un problema a partir de ahora.
Y es su equipo, el Soudal Quick Step, ha visto como uno de sus efectivos, el danés Casper Pedersen, tenía que bajarse de la bicicleta y abandonar, después de irse a al suelo a falta de 15 kilómetros para el final de la tercera etapa. El golpe le provocó una fractura de clavícula que no le dejó más opción.
Pedersen, de 28 años, será sometido a más exámenes en el hospital de Herentals en los próximos días, donde será evaluado y se decidirá el curso para su tratamiento médico posterior y su recuperación. Ahora el problema es para el 'rookie' en la carrera, que pierde a un gran gregario antes de la difícil cuarta etapa, que finalizará en Valloire tras una ascensión al imponente Galibier, y donde iba a necesitarlo, ya que ahora mismo Remco es tercero de la general, pero igualado en tiempo con el líder, Richard Carapaz, y con los capos.
Pese a la poca experiencia que atesora en la 'Grande Boucle', es consciente de que hay días que se gana, y días que se pierde, y el del martes es uno de los segundos, por lo que tiene clara la estrategia. "Mañana debo quedarme donde estoy, sin perder el tiempo con Pogacar y Vingegaard, ese es el principal objetivo", eso sí, no se olvida de sus capacidades, y si hay una llegada al esprint con un grupo pequeño, lo intentará, aunque no lo cree. "Tendremos que ver qué pasa con la escapada, porque hay muchas posibilidades de que lo consiga mañana".
Lo que tiene muy seguro es que quiere "sobrevivir y conseguir el mejor resultado posible", porque no deja de ser una etapa "que no será la más importante del Tour", y quedando 17 jornadas por delante, hay que cabeza. "Puede haber diferencias, pero no las mayores. Tenemos que estar preparados para la guerra y luego veremos qué puede salir de ella".