El deporte, tradicionalmente, se ha convertido en una tabla de salvación para muchos deportistas que han encontrado en él una salida a sus problemas o a una difícil situación. Deportistas que han nacido el seno de una familia excesivamente humilde, sin padres o en un país en el que las necesidades básicas no están cubiertas como muchos estamos acostumbrados en el primer mundo. Deportistas que han tenido que comenzar a trabajar a una edad muy temprana, teniendo que dejar la escuela o a los que le ha tocado vivir una vida de adulto antes de tiempo.
No pilla por sorpresa a nadie, pues son muchos los casos. Al respecto, sin ir más lejos, se ha referido el valencianista Marcos André, quien se vio obligado a trabajar de niño como electricista en Brasil, antes de llegar a España. "Mi madre era electricista y yo la ayudaba con la electricidad en las casas. Ella me llevaba a trabajar y estuve un tiempo así hasta que me llamaron a hacer pruebas, cuando vine a España y la cosa ya cambió", ha explicado durante una entrevista en Marca, en la que también contó que el año pasado ya le pudo regalar "la casa que tanto le había prometido".
"Para nosotros es un todo un poco más complicado porque venimos de familias muy pobres, gente que económicamente no tiene mucho. Porque yo allí jugaba, pero no cobraba. Yo perdí a mi padre con nueve años y tuve que asumir el rol de padre, con mi madre y mi hermano. Me lo tuve que buscar yo solo y cuando juegas, pero no cobras y no puedes ayudar a tu familia todo es más difícil. No puedes dar lo quieres a tu familia, que es una casa, a tu madre, ayudar a tu hermano a entrar en una universidad, eso no te lo puedes permitir. La otra opción que tienes es ponerte a trabajar para salir adelante. Cando vine a España las cosas empezaron a mejorar y ya pude ayudar más a mi familia. Gracias a Dios las cosas ya están mucho mejor", siguió argumentando Marcos André, por el que el Valencia CF pagó 9'5 millones de euros y quien ahora, con Gatusso, está brillando en los amistosos de pretemporada con el conjunto che.
Otro caso similar que ha salidoa a la luz recientemente es el del ciclista danés Jonas Vingegaard, que en cuatro años ha pasado de trabajar en una pescadería a colocarse en lo más alto del podio en el Tour de Francia.
Trabajó en una pescadería, primero limpiando pescado y después, en 2018, en las oficinas, mientras se curaba de una lesión que le impedía competir con normalidad. Un año después firmaría por el Jumbo y dos años más tarde sería segundo en el Tour, tras hacer sufrir a Pogacar en el Mont Ventoux.
Ahora, cuatro años después, se ha vestido de amarillo en París. Vingegaard, de esta forma, se ha convertido en el segundo danés que gana el Tour.
Sin embargo, también hay profesionales que han encontrado el éxito en sentido inverso. Y no, precisamente, una vez retirados. Es el caso de la exfutbolsita Madelene Wright, quien tenía un gran futuro como jugadora del Charlton Athletic Woman. Sin embargo, un vídeo suyo de fiesta en Snapchat acabó rompiendo todos sus esquemas.
Tras varias investigaciones, el club decidió que Madelene no siguiera formando parte del club, lo que acabó hundiendo a la futbolista. "Me sentí culpable, avergonzada y decepcionada conmigo misma por haberme mostrado de esa manera", cuenta Wright en un entrevista a The Sun.
Sin embargo, Madelene supo convertir la crisis en oportunidad y si las redes sociales le causaron un problema en lo deportivo acabaron resultado, también, su tabla de salvación. En Instagram ya cuenta con más de 340.000 seguidores. Además, hace un año tomó la decisión de entrar en la comunidad de OnlyFans. En esta ganó casi 600.000 euros con distintas fotos y vídeos en bikini, camisetas de fútbol y lencería.
En principio, la influencer no estaba del todo de acuerdo en meterse en dicha plataforma por el qué dirán, mientras que ahora sueña con convertirse en empresaria y montar su propio negocio, en el sector inmobiliario. "Mi principal razón para no hacerlo era la reputación que tenía. No quería que me asociaran con ese tipo de cosas. Pero cuando sopesas los pros y los contras, y después de hacerlo durante todo un año, sé que tomé la decisión correcta. Era y sigue siendo una preocupación para mí porque no quiero que la gente tenga ese tipo de percepción sobre mí", apostilla.