Una maratón es indudablemente una de las pruebas más desafiantes que un atleta puede afrontar. No solo se trata de la distancia a recorrer, sino también de numerosos factores impredecibles que pueden influir en el rendimiento. Desde condiciones climáticas extremas hasta calambres, lesiones, deshidratación y otros elementos, la maratón lleva a los corredores más allá de sus límites. A veces, incluso situaciones surrealistas pueden alterar el curso de la carrera, como en el caso del atleta keniano Robert Kimutai Ngeno, cuya experiencia en el Maratón de Buenos Aires recientemente quedará marcada por la intervención de un competidor muy inusual: un perro.
Ngeno lideraba el maratón desde el kilómetro 25 y mantenía su posición líder hasta el kilómetro 38. En la mitad de la carrera, había registrado un impresionante tiempo de solo 63 minutos, lo que lo encaminaba hacia una victoria segura. Sin embargo, en un giro inesperado, un perro apareció de la nada y comenzó a perseguirlo, posiblemente con la intención de jugar. Esto forzó a Ngeno a desviarse de su ruta planificada.
Afortunadamente, el corredor de 29 años logró evitar cualquier percance y no fue mordido ni atacado por el canino. Sin embargo, la presencia del perro perturbó significativamente su concentración, ya que tenía que esquivarlo y zigzaguear para mantenerse alejado de su inusual compañero de carrera. Ngeno admitió después de la carrera que fue todo un desafío. Algunos espectadores se unieron para ayudar y alejar al cachorro, pero el tiempo perdido afectó irremediablemente su desempeño, y finalizó en el tercer lugar con un tiempo de 2 horas, 10 minutos y 16 segundos. A pesar de ello, aún logró una mejor marca personal en tres minutos.
Los dos primeros puestos del podio fueron ocupados por sus compatriotas kenianos: Cornelius Kibet Kiplagat en primer lugar y Paul Tanui, medallista de plata olímpico en los 10.000 metros en 2016, en segundo lugar. Por lo tanto, el encuentro con el perro le costó caro a Ngeno, quien perdió un premio de más de 10,000 dólares estadounidenses destinados al ganador de la carrera, y tuvo que conformarse con el tercer puesto, lo que le valió alrededor de 3,000 dólares.
Este episodio insólito en la maratón de Buenos Aires ilustra cómo en el mundo del deporte, incluso los eventos más inesperados pueden influir en el resultado de una competición. La historia de Ngeno y su inusual compañero de carrera servirá como anécdota en el mundo del atletismo y recordatorio de que las maratones, además de desafiantes, a veces pueden ser inesperadamente entretenidas y sorprendentes.