La cúpula del pádel está revuelta y, en los dos últimos días se suceden noticias contradictorias a menos de una semana de que todos los jugadores vuelvan a las pistas en el Miami Premier Padel P1 tras los boicot de Gijón y Cancún. El torneo mexicano arrancaba este martes y hoy disputa los dieciseisavos de final, pero con muy pocos jugadores del Top-100: Franco Stupaczuk, Juan Lebrón, Tolito Aguirre, Curro Cabeza, Miguel Ángel Solbes...
El lunes, Premier Padel hacía oficial que emprendería acciones legales contra los 'jugadores rebeldes' por el "daño causado" y anunciaba que pediría a la Federación internacional de Pádel (FIP) que emprendiera algún tipo de sanción disciplinaria contra ellos.
Al mismo tiempo, anunciaba medidas que iban en el sentido contrario y que significaban un 'acercamiento'. A partir del próxmo Santiago Premier Padel P1, los cuadros de los torneos P1 y P2 ampliarán su número y volverán a ser similares a los de 2024, con lo que se aceptaba una de las peticiones por las que se habían plantado los jugadores. Sin embargo, eso era algo que el circuito qatarí ya había asumido tras las reuniones que se dieron antes del boicot a Gijón y sólo quería refrendar que sí cumplía sus compromisos.
Los jugadores no parecen haber cambiado de parecer contra Premier Padel, aunque no pueden ocultar las ganas de volver a jugar tras más de un mes sin hacerlo. Varios han sido los que han publicado en los últimos días y uno de ellos es significativo por el renombre que tiene.
Paquito Navarro dejaba claro que está deseando volver a las pistas en Miami, aunque también soltaba una coletilla en la que reconocía que todo está muy lejos de arreglarse. "Con ganas de tocar la 'guitarra' otra vez! Si es que se puede...", escribía el jugador sevillano.
La 'respuesta', en cierto modo, ha llegado horas después y, como prometió el lunes, Premier Padel ya ha elevado al FIP una petición formal para que se inicie un expediente disciplinario contra los jugadores que se negaron a participar en los torneos P2 de Gijón y Cancún.
Premier Padel aporta "pruebas" en las que se incluyen declaraciones de jugadores en prensa, publicaciones en medios de comunicación y la famosa rueda de prensa de hace unos días que, según su visión, dejan claro que existía una estrategia coordinada para boicotear los torneos y, así, presionar cambios en la estructura del circuito. Una 'huelga general' encubierta.
Ahora es el turno para los jugadores, que tendrán que alegar en su defensa, antes de que el FIP tome una decisión, cuyas consecuencias podrían ser económicas o deportivas. O ambas. La guerra está muy lejos de acabar. Al menos, por ahora.