La nadadora canadiense Summer McIntosh arrebataba la pasada semana los últimos récords que aún poseía la campeona española Mireia Belmonte. La catalana, que se había quedado fuera del Mundial de piscina corta como también lo había hecho de los pasados Juegos Olímpicos de París 2024, veía como la nueva estrella de la natación mundial se alzaba, el jueves, con el título los 200 mariposa y, el sábado, con el de los 400 estilos, con unas marcas que dejaban las suyas en la historia.
Belmonte, casi al mismo tiempo que McIntosh le quitaba esta segunda marca, recibía un homenaje en el Club Natació Sabadell, donde mostraba su pesar por esta pérdida, asumida por otro lado, pero se mostraba orgullosa que una deportista del nivel de la canadiense haya sido la que le sucediese en el trono de esas modalidades. “Es un honor que una nadadora tan grande como es Summer me pueda quitar los récords del mundo", admitía Belmonte, que, por otro lado, se alegraba de que la natación fuera avanzando y siguieran cayendo marcas antiguas. “No es tristeza, pero te pones un poco melancólica porque se te van los récords del mundo. Por otra parte estás muy contenta, porque eso significa que la natación está evolucionando, que no se ha quedado estancada”, afirmaba la española.
El final de sus récords no es el final de Mireia. Pese a que se quedó sin poder ir a los dos últimos campeonatos y aunque acepta que le queda poco, la catalana aún se ha marcado objetivos. Aunque el primero es ir "paso a paso". “Cuando estás en una lesión intentas mejorar lo más rápido posible para estar ahí arriba, pero a veces tienes que entender que hay que ir haciendo el camino poco a poco. Mi fallo el año pasado fue que cuando estaba un poco mejor el hombro quería hacer muchas cosas y eso, después, tenía sus consecuencias. Por eso hubo tantos altibajos”, reconoce Belmonte.
Ante esto, asume que no ha llegado en su progresión para su gran objetivo, que era París 2024, donde no hizo la mínima, pero espera poder estar en el próximo gran campeonato: el Mundial 2025. “Voy a intentar estar en Singapur lo máximo que pueda”, advierte. La cuatro veces medallista en los Juegos Olímpicos se lo toma con calma, no quiere marcarse retos inalcanzables. “Está siendo un año importante para mí porque estoy empezando de nuevo a nadar, después de no haberlo podido hacer de la mejor manera el pasado. Sé que no va a ser fácil, pero estoy dando pasitos que me están ayudando a tener más confianza en mí en el agua, a sumar metros y competiciones”, añade.
Con su palmarés y con varias lesiones importantes a sus espaldas, cualquiera pensaría que es el momento de decir adiós. Sin embargo, de momento, Mireia Belmonte se resiste. “Principalmente, yo creo que es porque disfruto mucho haciendo lo que hago, y siento que me compensa. Ser una deportista significa poner retos siempre y tener hambre continuamente por conseguir más y más. En mi caso, aunque ya he estado en lo más alto del podio olímpico, quiero seguir esta temporada y conseguir esa plaza para ir a Singapur. Eso es lo que me motiva hoy en día”, afirma.
Aunque eso no quita que, viendo a mitos como Nadal dicen adiós porque su cuerpo no les permite estar donde querría, ella asuma que también le puede pasar. En este sentido, tiene más que meditado qué hará el día después.