Marta Sánchez4 min lecturaEl talento de Armand Duplantis no es nada novedoso en el mundo del deporte. Se trata de una de las mayores figuras en el atletismo y de uno de los deportistas más esperados en la pasada edición de los Juegos Olímpicos de París 2024. Sin embargo, el sueco no deja de sorprender a los espectadores, ya que cada día inventa algo nuevo para dejar a todos con la boca abierta. Esta vez ha sido alejado de su fiel compañera, la pértiga, pero el atleta ha vuelto a dar de qué hablar.
La Liga de Diamante de Zúrich está a punto de comenzar, pero antes de dar inicio a una de las competiciones más prestigiosas del atletismo han querido captar la atención de los aficionados con una exhibición. Por ello, Puma y Red Bull han promovido un duelo cuyo fin principal es dar espectáculo al deporte. Este enfrentamiento era una carrera de 100 metros entre Armand Duplantis, rey del salto con pértiga, y Karsten Warholm, plusmarquista mundial de 400 metros vallas.
A diferencia de lo que se podía esperar, con el pertiguista enfrentándose a un velocista más acostumbrado a este tipo de competición, el sueco ha vuelto a impresionar al mundo. Lejos de su disciplina, ha derrotado a Warholm y ha firmado un gran tiempo al completar la carrera de los 100 metros en de 10:37 segundos. Así ha demostrado su buen estado de forma, quedándose muy cerca del récord sueco en esta prueba, los 10:08 segundos que marcó Henrik Larsson en el pasado mes de mayo.
Desde su brillante actuación en París, en unos Juegos en los que consiguió nuevamente hacerse con el oro en su disciplina, el pertiguista no ha parado de batir récords. A pesar de que había conseguido subir al escalón más alto en la competición más prestigiosa del mundo, Duplantis consideró que todavía tenía mucho por ofrecer, y decidió batirse en duelo con sí mismo. Se propuso superar el récord mundial de salto y superar los 6,25 metros, y lo consiguió. Al tercer y último intento volvió a establecer una nueva marca, cada vez más difícil de igualar, y puso a todo el Stade de France a sus pies.
Poco después, en la Diamond League de Silesia demostró que el escenario en el que compita es lo de menos, ya que puede ofrecer su máximo nivel en cualquier parte. Volvió a batir el récord del mundo con un salto de 6,26 metros y a demostrar que no tiene límites. Ahora, deja la pértiga para certificar que su talento es multidisciplinar, y que es uno de los nombres del deporte que pasará a la historia.