Estadio Deportivo3 min lecturaLa recepción le emocionó "un pelín", confesó el deportista a Efe, pero también le dio fuerza para la recta final de su preparación hacia sus segundos Juegos.
El Ayuntamiento de Porto do Son y el Real Club Náutico de esa localidad coruñesa le brindaron una despedida a la que acudieron algunos familiares que el regatista llevaba tiempo sin ver, además del alcalde, Luis Oujo, y el secretario general para el Deporte de la Xunta, José Ramón Lete.
"Fue muy chulo. No esperaba tanta gente", admitió el deportista, que dijo haber disfrutado de esa recepción en un "club familiar, de toda la vida".
El lunes viajará a Santander para reanudar los entrenamientos hasta finales de junio y participar en regatas con otros deportistas que se preparan en la localidad cántabra, algo que agradece para saciar el apetito de competición en esta época de pandemia y pocas citas internacionales.
Una de ellas se celebró a finales de mayo en Lanzarote y allí Botín y López-Marra se impusieron con una gran diferencia de puntos sobre los daneses Warren y Pretch-Jensen y los irlandeses Dickson y Waddilove
"Tenemos suerte porque vino mucha gente de todo el mundo a entrenar a Santander y eso ayuda. Hasta la prueba de Lanzarote estábamos algo preocupados porque no habíamos podido competir, pero ahora estamos más tranquilos", reconoció.
Después de Santander, volará a Tokio, en principio, el 8 o 9 de julio, pero antes tendrá que guardar cuarentena en Madrid y confirmar que no está infectado por coronavirus.
El deportista gallego afronta con ambición la cita de Japón, aunque con prudencia porque es una competición a todo o nada.
En los JJOO de Río de Janeiro en 2016 "éramos una pareja muy joven, con poca experiencia. Ahora hay trabajo detrás y, pase o no (ganar una medalla), estamos preparados para estar al nivel de lograrlo", afirmó.
En Tokio 2020, la vela gallega estará representada por López-Marra, Támara Echegoyen y Nico Rodríguez, que cuentan con el apoyo de la Xunta.