Cinco medallas y dos títulos en los cinco últimos campeonatos de Europa; dos bronces en los dos últimos campeonatos del mundo; cinco medallas olímpicas en los ocho últimos juegos, con sendos bronces en Tokio 2020 y París 2024... Con ese bagaje parece lógico que se hable de fracaso cuando la selección española de balonmano masculina no está entre las ocho mejores, como ha ocurrido en el Mundial 2025 que se está disputando en Croacia, Noruega y Dinamarca.
El equipo que adiestra Jordi Ribera cuajó una ilusionante primera fase del Mundial, en especial tras su espectacular reacción ante Suecia, pero perdió todos los partidos en la ronda final y acabó penúltima de su grupo. Especialmente dolorosa fue la derrota ante Portugal, que certificaba la eliminación y que suponía la segunda caída oficial ante los lusos en toda la historia del balonmano español.
Tras confirmarse la derrota, Ribera hablaba de que podía ser un "punto de inflexión" y un impulso "para que el equipo mejore", aunque lo que más pide es tiempo para que los que estaban puedan 'superar' el relevo generacional que ha supuesto la salida de los Maqueda, Cañellas, etc. y para darles tiempo a la gran generación que lideran los jóvenes hermanos Cikusa, que lo ha ganado todo en categorías inferiores.
En este sentido, el entrenador catalán tiene claro que tarde o temprano tenía que llegar este tropiezo. De hecho, se venía 'anunciando' desde hace ocho años y los Hispanos se negaban a darse por vencidos, enlazando medallas en Europeos, Mundiales y Juegos Olímpicos. "Todos decimos desde hace tiempo que la selección tiene que pagar un peaje. Ese peaje no se ha pagado. Afortunadamente, desde 2017 que se hablaba de que se iba a tener un periodo de sequía, ha sido uno de los mejores períodos que teníamos y ahora hay que tener paciencia con el grupo que hay ahora", advierte Jordi Ribera, quien más que pesimismo por lo sucedido en las dos últimas semanas, espera que la gente valore lo mucho que se ha logrado en la última década, donde España ha estado por encima de potencias tradicionales de este deporte (Alemania, Croacia, Suecia...).
"Quiero hacer hincapié en que hace valorar todo lo que se ha hecho hasta ahora. Es difícil ganar, es difícil estar en el podio y quizá la costumbre de estar ahí ha hecho que no lo valoremos y, cuando los resultados van mal, parece que todo es negativo. Ahora toca remar y trabajar para volver a lo más alto", reiteró un Ribera que, a corto plazo, tiene puesta su mirada en el Europeo del próximo año, pero más a largo plazo donde quiere llegar con un equipo ya competitivo para aspirar a todo es al año 2028.
Ahí llegarán dos citas muy esperadas. Primero un Campeonato de Europa en la que España es anfitriona junto a Portugal y Suiza. Y, segundo, Los Angeles acogen los siguientes Juegos Olímpicos, en los que los Hispanos no quieren bajarse del podio.