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Miguel Ríos: "Para mí Sevilla es la más especial"

Miguel Ríos: "Para mí Sevilla es la más especial"
- V. Flores
EFEEFE13 min lectura
En 1992, Miguel Ríos sorprendía a todos haciéndose con la victoria del Maratón de Sevilla superando a los grandes atletas de la época. Este año, con más 300.000 kilómetros a sus espaldas, vuelve a la ciudad que le dio la gloria para despedirse del deporte que le ha acompañado durante toda su vida.

- Muchas cosas han cambiado desde el 92, ahora en Sevilla lo reciben con honores.

- Bueno, en un principio casi ni te lo crees, porque han pasado casi 28 años. Cuando me hicieron un pequeño reconocimiento, ni siquiera quería. Lo que pasó ese año era algo que ya había pasado y que era mejor olvidarlo. Desde la organización, incluso me ofrecieron llevar el número 1, pero les dije que no, que quería el dorsal 666, el que llevé en el 92. Este año vengo a disfrutar por las calles de Sevilla y recordar lo vivido en el año de la Expo que me supo a poco.

- Su victoria fue increíble, ¿cómo consiguió un trabajador de Panrico vencer en un maratón al que estaban invitados deportistas de máxima categoría internacional? Hoy sería impensable.

- Mirando la historia, en el año 32 o 31, en las primeras maratones olímpicas, da la casualidad de que ganó Dorando Pietri, que era un confitero. Prácticamente como yo, este hombre tampoco tampoco acudía como favorito, había africanos muchos más rápidos que él en aquella época. Sin embargo, ganó la prueba olímpica y lo hizo con unos pantalones largos.

En Sevilla se repitió en el año 1992, un trabajador normal, un corredor popular abanderando a todos los corredores populares que hay hoy se presenta en la línea de salida un trabajador de una fábrica con sueños, pero no se acercaban al hecho de ganar la carrera, eso lo he dicho siempre. Yo soñaba con realizar un buena marca, pero rebajar el tiempo en ocho minutos era impensable. Una locura.

- ¿Cómo fue aquello?

- Dieron la salida junto al Casino de la Exposición, al lado del Costurero de la Reina y cuando me vi en carrera a 3.05, pensé que iba muy bien. Seguía corriendo y veía como caía un corredor tras otro, era espectacular porque en la línea de salida estaban los mejores del mundo. Estaban todos en Sevilla, como ocurrirá este domingo.

Este fin de semana se dan unas circunstancias que no habíamos visto nunca. Con el problema del coronavirus, se esperan muchos atletas provenientes del Maratón de Tokio a los que no se les ha permitido correr. Además, estamos en año olímpico y muchos atletas se han desplazado a Sevilla para poder conseguir mínima para los Juegos y llegan corredores de Brasil, Israel, Afganistán... de todo el mundo. Este domingo vamos a ver en la capital hispalense una carrera que casi nunca se ha visto, ni siquiera a nivel mundial. Todos quieren el pasaporte olímpico.

- Este año, la salida se realizará muy cerca de la de aquella vez, porque desde la edición pasada, el Zurich Maraton Sevilla ha cambiado su recorrido.

- Yo lo digo siempre, ha sido un gran acierto borrar el Estadio Olímpico del recorrido. Yo solía ir acompañando a gente a La Cartuja y no había nadie, ni siquiera para la entrega de trofeos. En Nueva York se termina en Central Park, en Londres junto a Hyde Park, Boston termina en el centro... Estas pruebas tienen que terminar en la ciudad. De esta forma se integra la prueba en la ciudad. Terminar en el Costurero de la Reina este año o en la Plaza de España como me pasó a mí es algo excepcional, se trata de sitios únicos. Es una molestia para el tráfico, pero eso ocurre con todas las competiciones deportivas en las grandes capitales del mundo.

- Sevilla se ha establecido ya como una de las mejores maratones del mundo, la IAAF ha vuelto a reconocer a nuestra prueba con la Gold Label y nos equipara a ciudades como Nueva York o Londres, ciudades en las que usted ha corrido.

- Sí, son nueve los años que he corrido en Nueva York. Aquello es otro mundo, nos guste o no, los estadounidenses nos llevan quince años de ventaja en todo. Allí, el premio, si lo logra un nacional, es el doble y al último se le aplaude hasta más que al primero. Este año me habían invitado a volver a correr por Manhattan, por el 50 aniversario de su creación, pero como iba a correr en Sevilla no quería hacer más maratones. Yo formo parte de la organización del Maratón de Nueva York, de hecho, he sido invitado en cinco de las nueve ocasiones que he tenido la oportunidad de correrlo. El mejor puesto que tuve fue el 22 de 40.000 personas, lo logré con 2 horas 22 minutos.

Pero después de correr Nueva York, Londres, Noruega o Brasil, para mí Sevilla es la más especial. Quien conoce Sevilla y corre su maratón, vuelve a la ciudad. La capital, a parte de venderse como la maratón, también se vende como turismo deportivo. En Manhattan se recibe a casi 30.000 personas, esto es una cantidad de dinero impensable durante una semana. No es solo la prueba en sí, sino todo lo que mueve. Cuando estuvimos en la presentación, se habló que la estancia de los extranjeros en la ciudad sería de tres o cuatro días de media. El país que más aporta es Inglaterra con unos 800 atletas seguida de Francia e Italia.

- ¿Es por eso por lo que ha decidido volver a Sevilla a correr el maratón?

- He vuelto porque mi cuerpo me lo ha pedido. Muchas veces nos dejamos llevar por la cabeza sin escuchar lo que nos pide el cuerpo. Volver al Canal, la zona donde yo entrenaba en Puent Genil en aquellos años, hizo que mi cuerpo se viniese arriba, esta es la mejor adrenalina que se le puede dar al espíritu. Tengo peor las rodillas, las piernas o la espalda, pero el corazón está perfecto y volver a donde yo corría hace 30 años es algo excepcional que agradezco poder hacer. Este es principalmente el motivo, que mi cuerpo quería volver a disfrutar de Sevilla y sus calles, cuando mi cuerpo me lo sigue permitiendo. Correré con la misma camiseta del Club La Rinconada con la que corrí hace 28 años ya.

En esta vida, que venimos y morimos, lo importante es disfrutar de estos momentos.

- Este año van a correr en Sevilla 14.000 corredores de todas partes del mundo, en 1992 fueron 1.900, hay cada vez más 'runners', más maratonianos y seguidores de la larga distancia.

- Claro, ha surgido el fenómeno del running. Pero estos corredores no salen de la ciudad y no se desplazan. Es un deportista muy cosmopolita. Por otro lado, tenemos al atleta de toda la vida, que se mantienen, yo, por ejemplo, llevo corriendo desde los 80, que ven el atletismo como una forma de vida.

Otra cosa es ya, el movimiento que está creciendo ahora de correr los 100 kilómetros, el Iron Man y este tipo de carreras lo que hacen es matar al organismo, estas burradas después se pagan. De hecho, correr un maratón es algo increíble, muchos no pueden terminarlo. Yo estoy entrenado, ahora mismo tengo muy pocas pulsaciones y el domingo alcanzaré las 150, esto es porque yo tengo un corazón muy entrenado. A las pruebas hay que acudir preparados. Me acuerdo ahora de la chica que se desvaneció en la Plaza de España en la pasada media maratón de Sevilla y tuvo un trombo, ella tenía antecedentes de colesterol. Hay que tener en cuenta que se realiza un esfuerzo muy grande y el corazón rondará las 180 pulsaciones. Hay que ir preparado y pasar algunas revisiones médicas antes.

- Claro, y usted se encarga de eso. Porque aunque se despide en Sevilla del atletismo, no lo deja del todo ya que ha creado una escuela provincial para niños.

- Sí, es una escuela que trabaja en diez municipios, tres en Sevilla y siete en Córdoba. Acudo a los pueblos diariamente y tengo alumnos que han llegado a ser campeones de España tras seis años de entrenamiento. Yo lo que busco es que estos niños se formen como personas, transmitir los valores del atletismo. En definitiva, transmitir los valores del deporte, aunque luego hagan fútbol o balonmano. Son chicos que salen con un corazón fuerte y están formados. Si una persona no está preparada, no va a correr. Hay que tener una buena preparación porque sin esto no se pueden lograr los objetivos. Son necesarios el tiempo y la paciencia.

- Esos entrenamientos duros le dieron la victoria en el año 92, con un tiempo de 2 horas y 15 minutos que le dieron la victoria, ¿cree que con las zapatillas y la tecnología que existe hoy hubiese cambiado mucho su tiempo?

- Si no se entrena, no importa las zapatillas que se usen. Hay que tener en cuenta que yo hacía entonces una media de 35 kilómetros al día, entraba en la fabrica a las cinco de la mañana. Las horas que corría tenía que recuperarlas después. Incluso doblaba tres días en semana haciendo 15 kilómetros más. Yo sin ese entrenamiento, con estas zapatillas no corro. Puede que me hiciesen mejorar unos segundos o unos minutos, pero el entrenamiento es la base, lo demás es marketing para vender millones de zapatillas.

- Y bueno, ¿qué le diría a los sevillanos de cara a este fin de semana?

- Yo los animaría a que se echaran a las calles, que vamos a disfrutar de una prueba única, que la sigan en distintos puntos de la ciudad. Como aficionado de este deporte yo iría a la calle para poder decir que vio a Miguel Ríos retirarse, el cordobés que rompió todos los esquemas en el año de la Expo. Porque yo no voy a ser como mi tocayo el cantante, que se retira y vuelve, porque el cuerpo ha dicho que tenía que ser Sevilla y allí estaré a las 8:30 en la salida.

Se trata de disfrutar estos momentos que nos da la vida.