Derrota del
Real Betis en
Villarreal por 5-1 en un encuentro lleno de matices ofensivos y defensivos, en el que el equipo bético ofreció buen nivel en ataque, pero que defensivamente carece de conceptos tácticos para estar en la élite, más allá de que el choque quedara marcado por el penalti del 2-1, señalado con la ayuda del
VAR. Dos caras muy diferenciadas que no permiten tener equilibrio a la escuadra que dirige Rubi.
Porque salió con las ideas claras el
Betis. Un sistema balanceado, el clásico 1-4-4-2 pero con doble lateral zurdo (
Pedraza y
Álex Moreno), en el que el entrenador bético introdujo varias novedades con la presencia destacada de
Canales en la medular junto a
Carvalho. Este detalle permitió que se moviera el balón al son que deseó el cántabro, que tuvo el criterio, la lucidez y la clarividencia para ordenar correctamente la ofensiva. Y es que el
Betis ofreció alternativas en su vanguardia. Movió bien el esférico por el ancho del verde, trianguló y percutió por las bandas, en las múltiples apariciones de
Emerson y
Álex Moreno, que aparecieron con asiduidad e incomodaron a sus pares. Así llegó la igualada hecha por el lateral brasileño.
Por contra, no se vio mejoría alguna en el plano defensivo. Un desastre. Ni fortaleza, ni contundencia, ni transiciones. Con muy poco el
Villarreal desarboló al
Betis. Falló en el balón parado (1-0), permitió llegadas claras por dentro, no presionó a
Cazorla, que disfrutó, y tras el 2-1 dejó claro que las transiciones defensivas son muy deficitarias, ya que fue incapaz de contener el caudal ofensivo amarillo. Toca mejorar. No queda otra.