Mientras antiguos jugadores discuten si una final entre el suizo
Roger Federer y
Rafael Nadal podría ser oportuna para el
Abierto de Australia y la historia de este deporte, el español se prepara a fondo para la gran roca que le espera este miércoles en el primer turno de la sesión nocturna de la
Rod Laver Arena, el canadiense
Milos Raonic.
"Espero estar listo, necesito estar muy concentrado con mi saque y jugar agresivo. Si no lo soy, estoy muerto", dijo Nadal, que recordó como recientemente en
Brisbane se fue mentalmente del partido durante 15 minutos para acabar perdiéndolo en el último enfrentamiento contra
Milos.
Tras ganar los dos primeros encuentros en
Melbourne Park sin ceder un set,
Nadal ha demostrado en los dos últimos, de desgaste total contra el alemán
Alexander Zverev y el francés
Gael Monfils, que todo es posible.
Su físico parece estar al nivel que la próxima cita requiere, pero el recuerdo de
Brisbane le mantiene alerta, aunque la esperanza de alcanzar de nuevo unas semifinales del
Grand Slam, después de tres años (final de
Melbourne ante
Djokovic en 2014), le alienta.
"Hay que estar agresivo en todo momento. En
Brisbane lo llevaba bien y en un momento dado dejé de jugar igual de agresivo 15 minutos, me hicieron dos roturas y me fui a casa", explicó.
"Esa es la realidad de partidos contra jugadores así, y
Raonic aparte de que saca fantástico, el 'top 2' del mundo sacando, desde el fondo juega bien y es complicado", añadió el español, contento por haber alcanzado de nuevo los cuartos de un
Grand Slam después de casi 18 meses.
"Significa mucho porque empiezo la temporada jugando cuartos de final de un
Grand Slam de nuevo, y especialmente en pista dura, después de un par de años sin llegar a esta ronda", dijo.
Raonic, que en los últimos días ha tenido fiebre, comentó que se encuentra acabando su recuperación, sin conceder excesiva importancia a esta incidencia.
"Tengo la energía, aunque no estoy a tope de capacidad, pero la tengo, señaló el tercer cabeza de serie, el más alto que queda en el cuadro tras las eliminaciones de
Andy Murray y
Novak Djokovic, y tras derrotar al también español
Roberto Bautista.
Raonic no se siente presionado por la responsabilidad que conlleva ser el "general de mayor graduación" para ganar ahora en
Melbourne Park, tras la salida del británico y del serbio. "Pasa por mi mente, pero es insignificante. Tengo mucho que superar para llegar adonde debería haber jugado contra ellos. Tareas muy difíciles delante de mí. Hoy tuve una muy complicada, y la que viene también", señaló.
Para el canadiense puede ser extraño ver en el banquillo de
Nadal a su antiguo entrenador, el español
Carlos Moyá, solo unos meses después de que este le llevase a la final de
Wimbledon y que le hiciera encaramarse al tercer puesto de la lista mundial.
"Quieras o no, él ha tenido la oportunidad de verme jugar mucho", añadió sobre
Moyá, finalista en
Australia en 1997 contra
Pete Sampras, pero descartó que eso significara una ventaja añadida para
Nadal. "Carlos lleva con él una o dos semanas, y no creo que sea equivalente. Será una batalla entre él y yo, y veremos como acaba", afirmó.
Sobre el duelo contra Nadal en Brisbane,
Raonic dijo que encontró una oportunidad en un momento dado. "una especie de punto de inflexión, que estaba buscando en todo el partido".
Eliminado ya el croata
Ivo Karlovic, que se fue de
Melbourne con 119 saques directos,
Raonic es el cañonero que más 'aces' ha logrado hasta el momento, con 93 en cuatro partidos disputados. Su victoria ante Bautista, donde anotó 33, le situó por sexta vez en los cuartos de final de un
Grand Slam.
Nadal se ha impuesto a Raonic en seis de sus ocho duelos. El último cayó del lado del canadiense en los cuartos de Brisbane, donde venció por 4-6, 6-3 y 6-4. En pista dura, como la del
Abierto de Australia, Nadal domina por 5-2.