La niebla es una de esas
inclemencias meteorológicas que más en riesgo pone nuestra
seguridad al volante: falta de visibilidad, humedades imprevistas en el pavimento Todo se alía para aumentar la posibilidad de que suframos algún accidente. Sin embargo, está en nuestra mano llevar a cabo una serie de acciones que minimicen estas opciones todo lo posible. Sigue estos cuatro consejos y no tendrás problema:
1. Haz un buen uso de las luces. Si tu vehículo es de los que tiene luces antiniebla delante y detrás, debes distinguir entre ellas. Las delanteras pueden ser utilizadas al atravesar bancos poco densos o incluso en condiciones de lluvia que perjudiquen mucho la visibilidad. Mientras que no deslumbremos al resto de los conductores no habrá problema. Pero ojo, si no tenemos, no debemos sustituirlas por las largas, porque el exceso de luz que éstas provocan rebota en la propia humedad y nos hace ver menos. En cuanto a las antiniebla traseras, solamente debemos utilizarlas en casos de pésima visibilidad.
2. Conduce por referencias. Hay veces que la niebla se hace tan densa que es muy complicado seguir incluso el trayecto marcado por la carretera. En ese caso tenemos dos opciones. Si delante de nosotros va otro coche con las luces antiniebla traseras dadas, podremos tomarlo como cebo para seguirlo. Si no, conviene que desviemos nuestra vista hacia la raya que delimita el carril o el arcén para tener unos metros de reacción en función de lo que requiera cada situación.
3. Velocidad y distancia de seguridad. La escasa visibilidad que provoca la niebla es motivo más que suficiente para reducir significativamente la velocidad. Además de la humedad que provoca, que deriva en falta de agarre, la escasa visibilidad hará que tengamos menos tiempo de reacción ante cualquier imprevisto, algo que solucionaremos en parte circulando más despacio. Obviamente tendremos que mantener una distancia de seguridad mayor también por los mismos motivos.
4. No te empeñes en lograr lo imposible. Hay ocasiones en las que conducir con niebla es terriblemente peligroso. Si llega un momento en el que la visibilidad cae a límites inferiores a los recomendables, no dudes en parar en algún lugar seguro, señalizándolo como es debido si tiene que ser en los márgenes de la calzada. Ten en cuenta que aunque bajes la velocidad, siempre existe riesgo de sufrir algún percance serio. Mejor prevenir que curar.
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