La afición de la
UD Almería está madurando en el fútbol profesional. Un club nacido en el año 1989 y que pasó a denominarse como ‘UD’ en el año 2001, principalmente carecía de una afición estable y unida. A pesar de los muchos intentos por conseguir un colorido y animación importantes, lo cierto es que los fracasos deportivos no han ayudado en esa labor.
Bien es cierto que esta temporada eso
está muy cerca de cambiar, si es que no ha cambiado ya. El buen progreso en la clasificación de los pupilos de Joan Francesc Ferrer ‘
Rubi’ auspició a la hinchada almeriense a acudir en masa al desplazamiento más cercano en toda la temporada:
La Rosaleda, Málaga.
Málaga fue el viaje que cambió las vidas de todos y cada uno de los que se sienten rojiblancos. Un sentimiento de unión nunca antes visto en la grada almeriense se apoderó de La Rosaleda. Ahora la misión era trasladar ese ánimo de fiesta a casa, al
Estadio de los Juegos Mediterráneos.
Había algunos escépticos y razones no le faltaban. En los últimos años, a pesar del proyecto atractivo que está construyendo la nueva propiedad de la UD Almería encabezada por
Turki Al-Sheikh, la afición almeriensista no conseguía carburar más que en momentos muy puntuales.
Los cánticos no terminaban de calar especialmente en el sector más longevo de la afición.El himno a capella en el Mediterráneo, un éxito
Finalmente,
se consiguió lo que hacía tan solo meses parecía imposible. El himno se cantó dos veces ante el Mirandés y
la afición hizo lo propio ante el Fuenlabrada. Un festival de colores con las bufandas al viento donde todos, desde los más pequeños hasta los más experimentados unieron su voz para alentar a los suyos en el terreno de juego.
Antes del partido
la afición se volvía a concentrar por segunda semana consecutiva para apoyar a los pupilos de Rubi en su entrada en autobús al recinto del Estadio de los Juegos Mediterráneos. Esta vez no hubo ningún incidente y todo discurrió según lo planeado en el nuevo dispositivo de seguridad pactado por el club indálico y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Eso sí, hubo un grupo de aficionados que
protestó ante el trato policial en la semana anterior, portando una pancarta en la que se podía leer “Stop represión”.
Sea como fuere, desde antes del partido la hinchada indálica ya marcó el primer gol. Dentro del campo fue una auténtica fiesta:
se cantó hasta en dos ocasiones el himno, se volvió a hacer la ‘ola’ e incluso tuvieron tiempo para dejar un recadito al Fuenlabrada mandándolos ‘
a Segunda B’.