Cicinho estaba destinado a ser uno de los mejores laterales diestros del mundo. Con unas cualidades físicas y futbolísticas propias de las grandes brasileños que habían jugado en su demarcación, como
Jorginho o
Cafú, el
Real Madrid lo fichó en el invierno de
2006 para reflotar el proyecto de los '
Galácticos', el cual no atravesaba su mejor momento y que contaba con un
Míchel Salgado que estaba ya en el ocaso de su carrera deportiva. Aun así, nunca llegó hasta donde se esperaba, puesto que la vida nocturna y su adicción al alcohol le hizo perderse por el camino. Así lo ha reconocido en una entrevista que el ha concedido a la serie '
Ressaca' de su país natal y que ha sido emitida por el canal
EPTV.
Cicinho, ex jugador del
Real Madrid, admitió que durante su etapa en el conjunto español llegó a entrenar completamente borracho. "
Si me preguntan si alguna vez he ido borracho a entrenar al Real Madrid... lo hice". Esto le trajo otra adicción nada sana para un deportista profesional, porque el alcohol le hacía fumar compulsivamente. "
Sólo fumaba cuando bebía... pero bebía todo el día".
Para evitar que sus compañeros, cuerpo técnico y trabajadores del
Real Madrid se dieran cuenta de su estado de embriaguez,
Cicinho explicó cómo intentaba camuflar su situación. "
Bebía café para quitarme el mal aliento. Me bañaba en perfume. En mi profesión, como jugador profesional, era fácil". Además, argumentó lo malas que son algunas compañías cuando se es famoso. "
No necesitaba dinero para conseguir bebida, la gente me la daba feliz en los restaurantes".
Explicó también que sus problemas con el alcohol comenzaron siendo un crío. "
Tenía 13 años cuando lo probé por primera vez... y nunca paré. Vivía en el campo y los fines de semana nos reuníamos con los amigos. Salíamos a las plazas, a las discotecas y yo pedía a los adultos que fuéramos a comprar. Bebía a escondidas de mis padres y de la policía".
Finalmente,
Cicinho aseguró que de lo que se arrepiente es de la imagen que le dio a su hijo. "
El alcohol te rodea de gente a la que le gusta ese estilo de vida y los que te quieren de verdad, quedan excluidos. Cuando te dicen que no está bien, no quieres oírlo. Tengo un hijo de 15 años y siempre le estoy pidiendo disculpas. En ese momento. él tenía dos años y ni siquiera lo entendía bien, pero en mi cabeza eso quedó grabado".