El
Málaga se ha convertido en una
trituradora de entrenadores en los últimos años. Un banquillo que quema para los que se sientan en él. Lo sucedido esta temporada no es más que un reflejo de los anteriores precedentes en el puesto de técnico.
Si bien en este curso pasaron por el banquillo tres dirigentes, solo fue en la temporada pasada con
Sergio Pellicer como líder del vestuario el que aguantó durante toda la liga
sin ser despedido. No es habitual esto, pues solo sucedió una vez en los últimos seis años.
Y es que desde antes del
descenso a Segunda División ya se venía practicando este ejercicio de desesperación que terminaba con el cese del máximo dirigente.
Difícil mantener una estabilidad con tantos cambios en tan poco tiempo. Hasta
diez entrenadores tuvo el Málaga en cuestión de seis campañas. Una absoluta locura.
En la temporada 2016/2017, el conjunto blanquiazul contó, al igual que en este curso, con tres entrenadores. Por suerte, fue el último en llegar quien salvó la situación cuando parecía casi imposible.
Juande Ramos, 'Gato' Romero y Míchel dirigieron durante dicha campaña al
Málaga CF en Primera División.
Con el éxito del madrileño con la consecución de la permanencia (con aquel encuentro en Gijón grabada a fuego en la memoria malaguista), se apostó por la continuidad de Míchel en el banquillo. El resultado fue catastrófico. Al igual que llegó y besó el santo, le ocurrió todo lo contrario al año siguiente. Cesado del cargo por la mala dinámica del equipo, su lugar lo ocuparía
José González.
La misión del gaditano era revertir la situación y lograr la permanencia. Pero la incapacidad de jugadores y técnico desembocaron en
descenso de categoría y, en consecuencia, con la salida fortuita de José González del estadio de La Rosaleda.
Era la temporada 2017/2018.
Con el Málaga en Segunda División, el plan de la Entidad era realizar un esfuerzo mayúsculo para ascender esa misma campaña. Se confió para ello en
Juan Ramón López Muñiz, aunque la presión social y la impaciencia terminaron con su proyecto antes de lo estipulado. A mediados de curso, y con el Málaga en una posición ideal para subir a Primera, se cambió de entrenador.
Víctor Sánchez del Amo fue el hombre elegido para devolver al club donde merece. Pero el destino fue doloroso y cruel con la eliminación del equipo en las semifinales de los
Playoffs de ascenso contra el Deportivo de la Coruña. Pese a no cumplir con el objetivo, se confió en el ex madridista para la 2019/2020.
No tardaría Víctor en ser víctima de la trituradora blanquiazul. Por los resultados y por aquel controvertido episodio donde no encontró respaldo del club, el entrenador daría un paso al lado a mitad de curso. Con criterio, la oportunidad del primer equipo le llegó a
Sergio Pellicer, que recogió el testigo.
Después de año y medio dirigiendo a los boquerones, donde obtuvo pronto el objetivo de la permanencia, decidió no seguir al frente del banquillo.
El proyecto no terminaba por convencerle. Y razón, por lo visto este año, no le faltaba al amante del 'rock and roll'.
La ocasión de entrenar al Málaga CF le llegó a
José Alberto López, que después de un gran inicio, comenzó a
desestabilizarse en el cargo a causa de una crisis de resultados con la derrota contra el Ibiza como punto y final a su estancia en el banquillo. De manera fugaz,
Natxo González ocupó sin éxito su sitio antes de, por fin, encontrar la solución en Pablo Guede.
El argentino, que cumplió con el objetivo de la permanencia, seguirá dirigiendo al Málaga esta siguiente temporada. Empezará sentado en el banquillo, aunque nadie asegura, y después de comprobar los antecedentes más aún, que termine la temporada como máximo dirigente en un equipo que se ha convertido en una trituradora de entrenadores.
Díez técnicos en seis temporadas...